martes, 23 de agosto de 2011

Sin trabajo no hay riqueza


Julio Torres.-La ambición es la fuente de los males que sufre la humanidad y considero que esta es la puerta del mayor de los poderes, el de la ciencia aplicada que nos permite conocer la organización social y al de los móviles que la subyugan o enaltecen.

La máxima de la moral más bella de todas, decreta: Cada uno para todos y todos para cada uno, lo que significa que se ha ascendido por lo menos siete escalones en busca de la verdad.

Los misterios que la vida nos presenta como preparación para poder llegar a la puerta de la ciencia aplicada, puerta que solo se puede abrir con ciertos mecanismos propiciados por la inteligencia, rectitud, valor, prudencia y algo más.

Cuando aprendemos a manejar una regla decimos que ese instrumento nos muestra la moral y un martillo indica la manera de reprimir las pasiones que serán reguladas con un cincel.

La existencia o la vida no es otra cosa que la filosofía que vence la penosa carga de cada día y es posible que solo con una buena palanca se pueda dominar la pesada carga.

Un compás cuando traza un círculo perfecto parece indicarnos que la lógica está presente y que esa lógica va a servir para nivelar los asuntos políticos que por medio de una escuadra se encontrará la forma de legislar con la armonía de una cuchara.

Se aprecia que todo se combina para la marcha frontal al progreso material, moral e intelectual porque no existe mejor proyecto que tener frente a nosotros a los hombres más fuertes honrados e instruidos.

Que nadie sea victima de opresores barbaros, que se ampare al débil, que se reforme al ambicioso y que el ignorante reciba toda la instrucción necesaria para que se pueda liberar de quienes le hacen daño permanente.

Son los intendentes los que estudian y aprenden a abrir los mejores cimientos en que levantar el edificio de la civilización, no debemos olvidar las realidades practicables: Buscando encontraremos.

La propiedad y el trabajo son las dos columnas fundamentales del edificio que tenemos que construir como buenos intendentes responsables de la fábrica.

Primero es la justicia, si no damos a cada uno lo que le pertenece ¿con que derecho exigiremos que se respete lo que es nuestro?

Esa es la razón de exigir que todo se lleve a cabo con orden que es quien impide desperdiciar las fuerzas productoras y conserva la propiedad adquirida.

Todo debe ser vigilado porque solo por medio de una vigilancia minuciosa se pueden arreglar los eventos fortuitos.

La economía aumenta los capitales y asegura la riqueza proporcionando más medios y más goces, pero cuidado, no confundirla con la avaricia que priva de todo.

Todo se puede prevenir, de otra forma no se puede conservar lo adquirido que es lo que asegura a las empresas, lo cual exige la constancia que perfecciona los productos.

La verdad es la que infunde confianza y hace que reinen la paz y la armonía entre los asociados con los productores y los consumidores.

Si recuerdan, la justicia encabeza las exigencias para ser un buen intendente y la verdad cierra el ciclo necesario para producir riqueza por medio del trabajo.

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