miércoles, 10 de agosto de 2011

La conciencia es escuchada


Por: Julio Torres. La humanidad, es el eslabón de mayor evolución, está dotado de facultades muy especiales que la distinguen, por la manifestación de inteligencia, puede razonar y reflexionar con poder para distinguir el bien del mal, de tal suerte que puede buscar su felicidad y progreso, comprende su propia existencia y determinación.

Dos son los factores que deben funcionar con perfecta armonía, la facultad de la conciencia con la facultad de la inteligencia, divididos de la siguiente manera: La conciencia indica lo que es bueno o conveniente y la inteligencia rige los actos del pensamiento,

La masonería suele ser enemiga de cualquier manifestación de egoísmo, solo desea el bien, la dicha y el progreso general de todos los hombres, cuando alguien pone a su servicio exclusivo los elementos que la naturaleza le dio, se convierte en un ser egoísta e improductivo, el progreso individual es fundamental para el adelanto de la humanidad.

Como fuente del conocimiento reflexivo, la conciencia es el mejor auxiliar del hombre para labrar su propia dicha, conviene marcar la diferencia entre instinto e inteligencia para entender otro concepto, ya sabemos que el instinto funciona como fuerza irreflexiva y la inteligencia es la acción combinada de las ideas del hombre como fuerza reflexiva que determina el libre albedrío.

La voluntad de vivir con honestidad es la justicia, hemos nacido para ser útiles a nuestros semejantes y a nosotros mismos procurando ser justos, la conciencia desempeña un papel muy importante, sirve de guía, indica el camino que nuestra inteligencia examina y que la voluntad escoge, los hombres para ser hermanos, necesitan ser iguales y para alcanzar la igualdad es fundamental que sean justos.

La justicia es la ley divina y la menor injuria que le hagamos, acarrea desgracia o la de otros, o simplemente nos precipita al camino de la destrucción, el principio dice que todo mal acarrea males, cuando se promulga una ley contra la justicia, no es verdadera ley, es ignominia desastrosa, el que la ejecuta se convierte en verdugo, solo será justo el que se oponga a que se cumpla.

La ley inscrita en el corazón humano, antes del desarrollo de la inteligencia exigía en su lógica sencilla “ojo por ojo, diente por diente”, no hay poder que impida lo sucedido, ni la pena, arrepentimiento, olvido, ni la mas completa satisfacción, harán que el que atacó sin razón nuestra persona, deje de ser delincuente y por siempre habrá una distancia del tamaño de un océano entre el que hizo el mal y el que siempre ha hecho bien.

El arrepentimiento lleva en si su propio fruto, también purifica el corazón y mejora el porvenir, ninguna acción por infame que sea, impide proceder con rectitud en lo futuro, el criminal vive, aunque le pesen, encadenado al testimonio de su crimen y si los demás le ignoran o le olvidan, su conciencia infatigable se lo recuerda.

Cuando entendemos a que se refiere la conciencia es porque hemos podido escuchar ese mensaje, que aunque no sabemos exactamente de donde procede pero le hemos dado un título: Conciencia.

Lo que es un hecho consumado es que conocemos ahora que la conciencia es la que rige la forma de conducirnos ante los demás, y de alguna manera nos indica si lo hemos hecho bien o mal.

El mensaje puede ser: Que por todos los medios siempre debemos escuchar a nuestra conciencia y que cuando recibimos respuestas ambiguas, lo mejor es analizar puntualmente uno y otro mensaje para evitar actuar de manera radical.

Es entonces cuando podemos afirmar: He escuchado a mi conciencia, por lo tanto he podido acertar en la decisión que he tomado.


No hay comentarios: