jueves, 18 de agosto de 2011

La ley de extradición


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Por: Julio Torres

La ley de extradición es uno de los recursos más valiosos en los acuerdos internacionales ya que permite administrar justicia conforme a las leyes de cada pueblo.

Muchos son los casos donde una persona procedente de otro país por razones muy complejas y variadas, de momento se ve involucrada en delitos que no supo como evitarlos.

Es posible que antes de ser detenida esa persona que haya delinquido, logre abandonar el país donde cometió dicho delito, y es entonces cuando se hace uso del recurso de extradición.

Puede ocurrir que al escapar del lugar donde se cometió el delito y regresar a su país de origen, en muchos casos, a petición del país afectado el delincuente es juzgado en donde se encuentre en el momento que es descubierto.

Es claro que si la relación de ambos países es buena, de alguna manera se conducirá el juicio para que se cumpla la sentencia que corresponda.

La solemnidad de protestar como embajador exige sostener dignamente los derechos de la patria en los países extranjeros si se le concede el honor de ser su representante.

Se estipula en muchos países como lo hace México que el jefe de estado es quien nombra a cónsules, ministros y embajadores mediante la consulta de su consejo de ministros.

Esto es así porque es el que conoce el secreto de la política y es el único que puede juzgar y calificar la aptitud de los individuos que deben servir mejor a su patria desde el extranjero.

Son dos los tipos de ministros, uno es embajador y el otro es plenipotenciario, el ministro embajador representa al gobierno y a la nación, el ministro plenipotenciario es el que tiene facultades para tratar de un negocio.

El ministro plenipotenciario lleva línea directa del jefe de estado, con instrucciones precisas para negociar en el país asignado en circunstancias previstas o eventuales.

Está escrito que las virtudes que debe tener un representante en un país extranjero es que su instrucción debe ser excelente, poseer perspicacia, astucia dignidad y prudencia.

Para el ciudadano común resulta muy difícil describir exactamente a lo que se ha comprometido un embajador, hasta que por necesidad se ve obligado a tramitar un permiso para emigrar o para regresar a su país de origen.

Es por eso que en muchos de mis artículos insisto en que la difusión de las leyes deba hacerse con toda puntualidad, esto también es educación.

Los programas de estudio que integran estos asuntos están confinados al estudiante de derecho solamente, y el ciudadano tampoco se interesa en ellos.

Nunca me cansaré de recomendar estos asuntos porque los considero fundamentales para la vida moderna, donde los límites de los países pareciera que tienden a desaparecer.

Por lo menos sueño, y deseo que lo que acabo de escribir pueda ser una realidad a futuro, y la administración de la ley sea una realidad en el caso de la ley de extradición.

Se deben cerrar las puertas a la impunidad, en los asuntos de extradición y en todos.

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