jueves, 18 de agosto de 2011

Fe en los ideales






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Por: Julio Torres.- Para llevar a buen fin los ideales se requiere tener fe como ingrediente principal, lo que significa estar en el momento adecuado en el lugar adecuado para que el resultado se haga realidad.

La fe en los ideales significa que se tiene muy claro el objetivo a perseguir, pues sin ella, la fe, es muy difícil caminar hacia el logro de esos ideales que han germinado en la mente.

La esperanza en realizar los ideales resulta el complemento adecuado para reforzar la fe en aquello que se desea o en aquello que se persigue, en aquello en lo que se cree.

Es posible que el amor a la humanidad sea el motor necesario o el motor justo y adecuado para cumplir lo que tantas veces se ha soñado, lo que tantas veces de ha idealizado por todos los medios a nuestro alcance.

Fe en los ideales y esperanza en realizarlos por amor a la humanidad es posible que se pueda apreciar una similitud con los principios de fe, esperanza y caridad.

No me atrevo, a asegurar que los personajes etiquetados como los héroes que nos dieron patria, hayan sido movidos por esa fe de la que hablo, tampoco me atrevo a negar lo que de ellos se dice o se ha escrito.

No comprendo si en verdad manifestaron fe en sus ideales, tampoco aseguro que pudieran tener esperanza en realizarlo por amor a la humanidad, es posible que muchos de ellos lo hayan hecho por amor a sus deseos o a sus intereses.

Es posible que quienes escriben la historia hayan meditado en la necesidad de maquillar los sucesos con buena fe, para otorgar una identidad adecuada a cada actor en los hechos trascendentes de la vida en su tiempo.

Yo los imagino más cercanos a nosotros, con aciertos y errores, con fortaleza y con debilidad como cualquier ser humano y que la diferencia está en el actuar en el momento adecuado y en el lugar adecuado.

Fe, esperanza y caridad, o, fe en los ideales, esperanza en realizarlos, por amor a la humanidad, como sinónimos, como palabras que en el fondo significan lo mismo, el resultado puede ser el mismo, ni dudarlo.

Esa fe, esa esperanza y esa caridad deben emanar desde el fondo del corazón o desde el lugar más secreto de nuestro cuerpo, donde pueden estar custodiados los mejores deseos y los mejores principios en favor de la humanidad.

Lo valioso es lo que a final de cuentas se haga con los eventos que se presentan ante nosotros y el mejor consejo es quizás, que todo lo que se emprenda o todo lo que se realice, siempre sea en favor de la humanidad, no creo en razón diferente.

Sin fe, nada se puede hacer realidad, sin esperanza, no existe fruto así se trate de la mejor semilla, de la mejor planta o la mejor tierra, la esterilidad se hará presente sin remedio.

El amor a los hijos, el amor a los semejantes, que es lo mismo que el amor a la humanidad, es posible que sea el motor adecuado para dejar grabados con letras de oro los principios de fe, esperanza y caridad.

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