jueves, 3 de febrero de 2011

Leyenda y el nombre divino

Por: Julio Torres

La diversidad de puntos de vista emitidos por las distintas religiones, provoca muchas veces una tremenda confusión a la hora de tratar de dirigirnos a la deidad en la que creemos.

A veces nos pasamos la vida entera tratando de encontrar la verdad sobre como es Dios y donde se encuentra, de tal suerte que se producen ciertas confusiones.

Dicen que fue en corazón de una alta montaña de Canaán, donde se hizo levantar los nueve arcos que debían sostener la bóveda y en la entrada de la cúspide se colocó una enorme piedra cuadrada.

Se aseguro un anillo de hierro en el centro para que los que sobrevivieran al diluvio pudieran descubrir el templo de los nueve arcos.

Henoch es nombre del arquitecto de ese templo que temeroso de que se perdieran con el cataclismo del diluvio el idioma, las ciencias y las artes, lo selló con esa piedra.

Hizo colocar a los lados  de la parte superior de la bóveda  secreta y a nivel del piso dos grandes columnas, una de bronce para que resistiera el agua y la otra de granito para que soportara el fuego.

En la columna de bronce escribió los preceptos del arte, la moral y la filosofía y en la columna de granito indicó que buscaran al término del diluvio, el tesoro que había depositado en el centro de la bóveda.

El tesoro era un triangulo con el nombre inefable, es decir, el que no se puede explicar con palabras, engastado en una piedra de ágata con diamantes, esmeraldas y rubíes.

La columna de bronce permaneció  intacta, y la de granito desapareció en la catástrofe,  ningún ser humano pudo decir el nombre verdadero hasta que el omnipotente lo revelo a Moisés.

El mismo Moisés grabó el nombre en una medalla de oro que puso en el arca de la alianza, y enseñó a pronunciarla a sus cercanos colaboradores.

Cuando cayeron heridos de muerte quienes custodiaban el arca durante  una batalla contra el rey de Siria, Israel se encontraba en la consternación total.

El arca fue abandonada en la selva y como se encontraba custodiada por un león que sostenía en el hocico una llave, nadie se atrevía a acercarse siquiera por temer a ese guardián.

El gran sacerdote, al enterarse, se dirigió al sitio, acompañado de los levitas,  el león le aguardo tranquilo, le permitió tomar la llave y se dirigió en el acto al lugar en que había caído el símbolo de la alianza.

Ese león es el emblema del pensamiento que se revela contra la fuerza y abre el paso a la verdad.

Solo quien ama la vida se atreve a proclamar la verdad, para beneficio de la civilización humana. Esta historia la continuaremos en breve.

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