sábado, 5 de febrero de 2011

Leyenda y los nombres de Dios.

Por: Julio Torres

Causa primera.- en efecto, Dios es la causa de las causas, se revela en sus actos, y el universo es un reflejo real, aunque imperfecto, de su divina esencia.

El sabio no puede ser panteísta, porque distingue la causa del efecto, y llama a Dios “causa primera”, porque de él vienen las causas secundarias.

Creador.- ¿pero de donde sacó este universo que admiramos? ¿Lo hizo, por ventura de la nada? No, Dios y nada son términos contradictorios.

Una causa primera es incompatible con esa nada, abstracción hipotética del no ser, que ni ha existido, ni existe, ni jamás existirá.

Dios le saco de si mismo al crearle, porque es causa, y como causa puede crear, y como causa absoluta, no solo crea, sino que hace de la creación el estado natural del universo.

Ni un instante deja de obrar y de hacerse sensible en la tierra y en el cielo, en la materia y en el pensamiento y no sería el verdadero Dios si un solo momento dejara de ser creador o su génesis se agotara.

Vivificante.- porque en esa creación jamás interrumpida, todo lo anima, todo lo reproduce y perfecciona en su progreso interminable.

Sacando la vida de la muerte y reteniendo lo que le hace principio y causa, sin que nunca se absorba en sus efectos.

Altísimo.- porque solo le alcanza el pensamiento y superior a toda definición es para nosotros la unidad del ser.

Inmutable.- Porque nunca se ha arrepentido de su obra, ni puede ser versátil, ni estar sujeto a nuestras vicisitudes ni mudanzas, en él no hay venganza ni pasión.

Nos ha dado en la conciencia nuestro propio guía, en la justicia el derecho de corregir al culpado, y en la inteligencia el modo de moderar los excesos y hacernos todos dignos de llamarnos hijos suyos.

Eterno.- Porque no ha tenido principio ni tendrá fin, es la verdad por excelencia, la verdad absoluta, la verdad que nunca muere.

Es el foco de todas las verdades que cada día se subliman para nosotros más y más, conforme nuestra razón se perfecciona.

Ordenador.- Porque todo lo rige, y por su sabiduría infinita el átomo se une al átomo, la molécula a la molécula y se forman los astros.

El sol, la tierra, las aguas, los animales, el hombre, que por el divino aliento que le ilumina y que llamamos alma, por ese efluvio celestial que al morir el cuerpo vuelve a su creador, le comprende hasta poseerle por la virtud y la justicia.

Omnipotente.- Porque es el único que reina en la eternidad, el tiempo y el espacio.

Inteligencia Suma.- No hay más allá, este nombre encierra cuanto el sentimiento y la razón alcanzan. Estas son nuestras ideas acerca del verdadero Dios.

Cada uno, conforme a su sentir, y a las capacidades de su propio entendimiento, le glorifique, nosotros le adoramos.

Estos fueron los nueve nombres de Dios que fueron guardados en el centro de la montaña para protegerlos del diluvio universal.

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