lunes, 14 de febrero de 2011

Leyenda y el orden

Por: Julio Torres

Orden, disciplina, lineamientos y demás definiciones que se puedan enumerar, se comprimen en un solo concepto, “inteligencia”.

En efecto, solo la inteligencia, es la facultad humana de aprender y razonar, con la destreza y habilidad necesaria para realizar cualquier cosa que la imaginación entrega.

Jean Piaget, psicólogo suizo, es quien estudió el origen, naturaleza, métodos y límites del conocimiento humano definido como epistemología genética.

En su tiempo, Sigmund Freud establece a la inteligencia como un concepto científico que se deduce de la observación, de la conducta humana y sometida a los métodos de cualquier ciencia.

Se hace necesario hablar de la razón, como una cualidad de todo ser humano de ver la realidad de forma diferente, descubriendo lo material y lo existencial en las personas.

Sin olvidar el instinto, conducta que no requiere ser aprendida, que se transmite por medio de la genética entre los seres vivos de la misma especie y responde sin conciencia de la razón.

Pero es en el seno familiar donde nace ese “orden” al que nos referimos, pues si falta ese orden, las familias presentan fenómenos disfuncionales.

Es fundamental que en familia se establezcan puntualmente los lineamientos, cada miembro debe acatar las cosas que reflejen beneficio para todos dentro y fuera de casa.

Como en una pieza teatral, cada elemento de la familia tiene un papel que representar y si cada uno cumple a diario con la representación que le corresponde, toda la familia recibirá el aplauso generalizado.

Ese aplauso generalizado no es otra cosa que la armonía y entendimiento entre familiares, para culminar  con proyectos  exitosos.

Ese éxito a que me refiero, debe ser diario y a cada momento, nunca se puede realizar una buena representación  válida para el resto de la vida.

Lo perentorio es que si una familia funciona con reglas claras y precisas, el éxito es mecánico y la consecuencia no es cualquier cosa pues influye en el entorno social.

En la medida en que muchas familias hagan uso de la inteligencia y razón  de cada miembro, es seguro que la genética de su instinto podrá conformar buenos resultados.

Ni dudar que esos buenos resultados se interpondrán de manera contundente en la comunidad para beneficio de quienes la integran.

Lo más hermoso ocurrirá, si se conforman muchas familias hermosas, muchas comunidades igualmente hermosas, para conformar municipios fastuosamente brillantes.

Trasladado lo anterior a los estados que conforman la federación y por ende al país, nunca más se exhibirían conflictos sociales, cuando cada ciudadano acata lo que la ley establece.

Ese orden al que se refiere el titulo de este reporte, no es otra cosa que el respeto a las leyes, el respeto al ordenamiento, el respeto al derecho ajeno.

Cuando todos y cada uno de quienes integramos un país, trasladamos la inteligencia y la razón a las actividades diarias con el instinto del respeto y la integridad, los resultados florecerán.

La condición es, nunca olvidar que es en el seno familiar, donde se cultivan los buenos principios, las buenas costumbres y el respeto a las leyes, lineamientos y al derecho ajeno que es la paz.

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