jueves, 29 de septiembre de 2011

Afectación inocente

He titulado este ejercicio afectación inocente en función del daño que podemos causar de manera involuntaria a nuestros hijos, cuando llega la hora de partir o de cruzar el portón de esta vida hacia la otra.

He tenido noticias de muchos casos, en que alguno de sus hijos, se identifica plenamente con su padre, y el, identificado con alguno de sus hijos, a tal grado que ambos encuentran similitudes en la manera de conducirse.

A simple vista, lo anterior se puede calificar de un beneficio maravilloso, si existiera en toda familia, pensamos que debe ser practicado en toda la sociedad.

Pero en esta ocasión, me permito disentir de esa idea, pues la pequeña estadística que me permití desarrollar, entrega datos poco alentadores y con matices desagradables.

Un común denominador arroja la problemática de que cuando el padre o la madre fallece, el hijo o hija que logró mayor identificación con el fallecido, padece alguna controversia de supervivencia.

Casos donde el hijo o hija que se identificó con el, o la fallecida, comienza a presentar una patología que nunca antes se había manifestado y no existe motivo real cuando se elabora una historia clínica.

Casos de dolores intensos de distintos tipos, o casos de asma en el menor de los casos, de tal suerte que si no se tratan a tiempo pueden permanecer por tiempo indefinido en el organismo del hijo afectado.

Muchos son los psicólogos que se encargan de elaborar un tratamiento profesional y efectivo que me consta, en poco tiempo la problemática desaparece por completo.

Muchas veces por causa del desconocimiento que una familia puede presentar en estos casos, evitan que sean tratados generalmente por “el que dirán” que hace tanto daño o más que la propia enfermedad.

Es tan peligroso no dar atención a este asunto, que muchas veces desencadenan efectos tan nocivos que hasta pueden generar tragedia, lo mejor es canalizarlos de manera profesional.

Empíricamente se pueden implementar algunas acciones, es posible que una de las más importantes sea: Invitar al hijo que se encuentra en ese momento crítico a que trate de descubrir la personalidad que el espejo le refleja.

Invitarle a imaginar como se comportaría el personaje que ha idealizado, ante una situación real y como encontraría una solución real, y como la puede encontrar ese hijo idealizador en tiempo real para el momento actual.

Realizar una serie de ejercicios encaminados a descubrir la verdadera personalidad del fallecido, puede ser otra práctica benéfica, con el fin de no perjudicar a nadie con las resoluciones.

Existen casos donde el hijo sueña al padre fallecido y refiere que lo ha soñado con gesto de enojo y eso le mantiene con etiqueta de culpable, dice el hijo: Mi papá aparece en mi sueño con gesto de enojo, debe ser porque yo fui culpable.

Culpable de no haber hecho las cosas como el lo quería y no se como hacer para que recupere su alegría y mientras no lo sueñe contento me sentiré mal.

Como vemos, la sencillez con que afectamos a un inocente es más seria de lo que parece, porque va más allá de la vida.

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