lunes, 19 de septiembre de 2011

El miedo y sus imágenes

Me propongo comunicar a ustedes una conversación que sostuve con un amigo entrañable, se encontraba en una cama de hospital y admito que en determinados momentos perdí la noción de la realidad de la conversación.

Manifestaba mi amigo una tremenda necesidad de hablar y en algunos momentos parecía que viajaba en su imaginación como una queja de lo hecho y lo pendiente por hacer.

El miedo nos convierte en cobardes, me decía, porque es algo que nuestros padres sin perversidad lo infunden de manera accidental, cuando por educación nos obligan a callar.

Si algo que no me gustaba debía callar, eran tan exigentes que terminé siendo exigente conmigo mismo, convirtiéndome en un tirano que nunca pudo encontrar la perfección.

Cada vez me permitía menos errores y la perfección nunca llegaba, trataba de ser generoso y creo que aprendí muy bien la lección, fui tan bueno que muchos de mis amigos me defraudaron.

En repetidas ocasiones me sentí muy inútil y frustrado, pero me consuelo, esto que me ha pasado le pasa a mucha gente: ¿Cómo no estar lleno de sentimientos negativos? Todos tenemos sentimientos negativos.

Le dije entonces, permíteme tratar de ayudarte, no pretendo ser tu maestro de ninguna manera, pero estoy en posibilidad de darte una receta para comprendas lo que te ocurre.

Primero debes decidir un gran objetivo, luego un plan definido o un proyecto, o varios proyectos pero todos colocados en orden, del mayor al menor o viceversa, una pequeña dosis de deseo de lograrlo y esperanza en realizar.

La acción será a fuego bajo, que se vaya cocinando lentamente, con el tiempo justo y necesario y cuando ha terminado su proceso, saborearlo con verdadero placer.

Si encuentras un sueño y lo realizas, que no sea el único, fabrica nuevos sueños, trabaja sin preocuparte, solo así se realizan los sueños, simplemente mantén la calma, pronto aparecerá.

Ahora que te escucho me doy cuenta que nunca percibí que sí realicé muchos de mis sueños y no tuve la capacidad de disfrutarlos, importante es realizar los sueños como disfrutarlos.

Después de un pequeño silencio le pregunto: ¿Sabes cual es el enemigo más grande que tiene el ser humano y que no le permite disfrutar de la vida? El miedo.

El silencio se prologó más que el anterior, por algunos minutos permanecí en silencio, imaginé que se había quedado dormido y mi plática le permitía descansar de los terribles dolores que le producía su enfermedad.

Permanecí en silencio a la espera de que si despertaba continuaríamos con nuestra conversación y de momento me dice: Cuando me entero de mi enfermedad, el miedo se convirtió en mi propio enemigo.

Acudí a este hospital disfrazado de dolor, de sufrimiento y muerte, los dolores eran muy fuertes, mis miedos los agudizaban, en este momento he dejado de tener miedo, gracias.

Nuevamente se hizo el silencio y tratando de continuar con el diálogo le expliqué que los miedos son naturales, todos tenemos miedo, el miedo es la mejor herramienta para cuidar de nosotros.

Se abrió la puerta y entra una enfermera, hace una revisión rápida del paciente y me pregunta: ¿hace mucho tiempo que dejó de hablar el paciente? Y le contesto que hace un minuto.

Con tono de reproche me dice la enfermera, este hombre hace más de una hora que murió y usted nada nos dijo, confiábamos en que nos mantuviera al tanto, no entiendo el descuido.

Me levanté de la silla en que me encontraba, tomé su mano para despedirme y en efecto, su cuerpo esta muy frío, no entiendo como es que estaba conversando minutos antes conmigo, ¿Sería el miedo a su imagen?

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