sábado, 24 de septiembre de 2011

Cuando todo termina

Los comentarios que recibo son poco favorables, cuando afirmo que sí existe o debe existir algo después de la muerte, pues este es un asunto que se ha discutido desde el principio de los tiempos.

La duda que existe o que nace con ella, determina que cada día nos preguntamos más, sobre lo que hay o debe haber después de la muerte, sin embargo, tengo muchos argumentos para afirmar que sí existe algo después de la muerte.

Muchas son las preguntas o dudas que surgen cuando somos testigos de la muerte no solo de un ser querido, sino de cualquier persona que de alguna manera haya estado cerca de nosotros.

No es cuestión de polemizar, ni tampoco de discrepar con las creencias religiosas, más bien lo que trato de entender es todo aquello que los filósofos antiguos y contemporáneos han escrito, para tratar de explicar lo que ellos entienden o entendieron de este asunto.

Alguien dice que al morir el cuerpo, muere también el aparato de pensar que es el cerebro y que nada existe después de ello, pero entonces:

Como explicar la comunicación que se realiza con personajes de la historia o pruebas de que alguien que existió apenas unos años atrás, logra comunicarnos algo por medio de una persona que posee facultad para recibir y transmitir esos mensajes.

Algunas experiencias vividas en ese tipo de comunicación, no me permiten dudar de la existencia de algo que desconozco sobre el futuro después de la muerte.

Recibí datos tan precisos, de eventos que solo la voz que hablaba y yo conocíamos, después de eso, no quedó más remedio que aceptar que algo que desconozco, existe y me parece real.

Desde luego que se puede pensar que estoy especulando, en algo que en verdad no tengo prueba de autenticidad, porque el método científico no lo puede aceptar.

Sin embargo, tampoco existen pruebas de lo contrario, es decir, no podemos negarlo tácitamente, puesto que allí están las palabras y la actitud que en vida mostraba la voz que ahora escuchamos.

Cierta vez, cuando escuchábamos a quien fuera un personaje famoso en el mundo de las letras, y que había partido al otro mundo algunos meses antes, nos impresionó fuertemente la forma de sentarse y de aplicar una retórica justo como lo hacía en vida.

Reconozco que puede sonar fantasioso, pero nunca me atrevería a calificar de falacia lo que escuchamos todos, quienes en ese momento nos encontrábamos reunidos.

Todos conocimos a esa persona en vida, y todos coincidimos en afirmar que era él quien hablaba y no otra persona, luego entonces, a partir de ese momento otorgué credibilidad a esos asuntos parapsicológicos que nunca antes había experimentado.

En futuros reportajes describiré eventos que me obligaron a dar un voto de confianza en estos asuntos que aunque desconocidos, enriquecen los puntos de vista de cuando todo termina.

No hay comentarios: