Los
comentarios que recibo son poco favorables, cuando afirmo que sí existe o debe
existir algo después de la muerte, pues este es un asunto que se ha discutido
desde el principio de los tiempos.
La duda
que existe o que nace con ella, determina que cada día nos preguntamos más,
sobre lo que hay o debe haber después de la muerte, sin embargo, tengo muchos
argumentos para afirmar que sí existe algo después de la muerte.
Muchas
son las preguntas o dudas que surgen cuando somos testigos de la muerte no solo
de un ser querido, sino de cualquier persona que de alguna manera haya estado
cerca de nosotros.
No es
cuestión de polemizar, ni tampoco de discrepar con las creencias religiosas,
más bien lo que trato de entender es todo aquello que los filósofos antiguos y
contemporáneos han escrito, para tratar de explicar lo que ellos entienden o
entendieron de este asunto.
Alguien
dice que al morir el cuerpo, muere también el aparato de pensar que es el
cerebro y que nada existe después de ello, pero entonces:
Como
explicar la comunicación que se realiza con personajes de la historia o pruebas
de que alguien que existió apenas unos años atrás, logra comunicarnos algo por
medio de una persona que posee facultad para recibir y transmitir esos
mensajes.
Algunas
experiencias vividas en ese tipo de comunicación, no me permiten dudar de la
existencia de algo que desconozco sobre el futuro después de la muerte.
Recibí
datos tan precisos, de eventos que solo la voz que hablaba y yo conocíamos,
después de eso, no quedó más remedio que aceptar que algo que desconozco,
existe y me parece real.
Desde
luego que se puede pensar que estoy especulando, en algo que en verdad no tengo
prueba de autenticidad, porque el método científico no lo puede aceptar.
Sin
embargo, tampoco existen pruebas de lo contrario, es decir, no podemos negarlo
tácitamente, puesto que allí están las palabras y la actitud que en vida
mostraba la voz que ahora escuchamos.
Cierta
vez, cuando escuchábamos a quien fuera un personaje famoso en el mundo de las
letras, y que había partido al otro mundo algunos meses antes, nos impresionó
fuertemente la forma de sentarse y de aplicar una retórica justo como lo hacía
en vida.
Reconozco
que puede sonar fantasioso, pero nunca me atrevería a calificar de falacia lo
que escuchamos todos, quienes en ese momento nos encontrábamos reunidos.
Todos
conocimos a esa persona en vida, y todos coincidimos en afirmar que era él
quien hablaba y no otra persona, luego entonces, a partir de ese momento
otorgué credibilidad a esos asuntos parapsicológicos que nunca antes había
experimentado.
En
futuros reportajes describiré eventos que me obligaron a dar un voto de
confianza en estos asuntos que aunque desconocidos, enriquecen los puntos de
vista de cuando todo termina.
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