domingo, 25 de septiembre de 2011

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Un enigma sigue siendo el asunto del túnel de la gran luz que describen los pacientes que han estado cerca de la muerte y otros aseguran que han visto como están desprendiéndose de su cuerpo y luego han regresado.

Quiero pensar que la ciencia ya está muy cerca de descubrir el asunto del alma que hasta ahora solo existe especulación en ese campo, dado que es un asunto que no admite la aplicación del método científico.

En el mundo entero se han estado haciendo estudios dirigidos a ese campo, creo que en un futuro próximo ya podrán hablar de la existencia de eso que se conoce como alma.

Existen grupos de personas que han vivido la experiencia de partir y regresar, la descripción que de ello hacen, coincide en gran medida con lo dicho por casi todos los integrantes de esos grupos y de quienes lo han escrito.

Los avances de la medicina permiten resucitar a personas que en otros tiempos morían sin remedio, ahora hemos entrado en un terreno que aunque no tenemos respuestas precisas, sí han abierto el campo a un abanico de posibilidades.

Existen noticias de médicos que han logrado que un cuerpo permanezca algunas horas inclusive, sin sangre en el cuerpo y sin trabajo cardiaco, sustituyendo el funcionamiento con equipo electrónico para realizar intervenciones sobre todo en el cráneo.

Coinciden pacientes que han vivido esta experiencia, que han visto ese túnel del que tanto se habla y que hasta han visto a familiares, que han partido hace tiempo y se colocan como un comité de recepción, luego, uno de ellos indica que todavía no es tiempo y lo regresan.

Definen su regreso al cuerpo como el caer en una bañera con agua fría y comienzan a sentir las necesidades propias de esta vida, padecen frío y dolores que en la circunstancia anterior no percibían.

La mayoría de los investigadores no se atreve a hablar del concepto “alma” tampoco les satisface la explicación encontrada por la muerte del cerebro, concluyen que lo explicado por los pacientes en el tiempo intermedio pueden ser pruebas y no hay manera de comprobarlo.

Luego concluyen que no hay vida después de la muerte, sino que la experiencia es algo asombroso y que la conciencia no reside solo en el cerebro.

Entiendo que la manera como piensa un científico es válida, y quiero poner sobre la mesa el fenómeno de los años sesentas, cuando los matemáticos, físicos, químicos, médicos, mecánicos y demás especialistas en todas las materias lograron la evolución de la carrera espacial.

En este momento sería muy importante agregar a teólogos, para psicólogos, neurólogos y personajes de todas las ramas del conocimiento, tal vez, las respuestas llagarían con mayor facilidad a todos los seres humanos, y descubrir que es lo que pasa después de la muerte.

Por fortuna ya no existe el dominio aplastante e inquisidor de las religiones occidentales, que retrasó muchos años lo que ahora nos parece cotidiano, claro que no se puede hacer extensivo a todos los niveles por razones de seguridad.

Lo importante será poder entrar a ese mundo no conocido y quizás de esa manera evitar tantos conflictos internacionales, que solo atraen desgracia y pobreza en la humanidad.

Este siglo promete muchos avances en este terreno, el mejor de los deseos para que se puedan encontrar nuevos caminos hacia el conocimiento de lo desconocido.

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