El
ruido del silencio, una experiencia muy fuerte para mi corta edad, tal vez
apenas contaba con unos 12 años de vida y por circunstancias extrañas me
hicieron esperar en una habitación en la que no se escuchaba ruido alguno.
Eso
ocurrió en un poblado alejado de la gran ciudad, de tal manera que yo no sabía
escuchar el ruido del silencio, sin embargo, casualmente de momento no se
escuchaba nada.
En las
casas de provincia generalmente se escuchan cantos de pájaros, sonidos de
animales domésticos y con menor volumen, ruidos de carretas o de animales de
carga.
Resulta
que ese día sencillamente no se escuchaba nada, la causa la desconozco, en ese
momento nada se me hizo extraño, simplemente no se escuchaba ruido alguno.
De
momento comienzo a escuchar un pequeño sonido agudo que nunca supe de donde
provenía, movía la cabeza en un sentido y en otro y la intensidad también
cambiaba.
Lo
curioso es que durante un buen rato no se escuchaba otra cosa que no fuera ese
ruido agudo, era bastante incómodo, inclusive debo admitir que me asustaba ese
silencio.
En la
gran ciudad parece que siempre queremos aturdirnos, como si buscáramos una
excusa para no estar conmigo mismo, llegué a la conclusión que me asustaba
conocerme a mi mismo.
Tal vez
nunca aprendí a conocerme y tampoco pude encontrarme, es una soledad que asusta
tanto que sentía ahogarme, nunca antes conocí el ruido del silencio.
Recuerdo
que decidí salir de la habitación en la que me encontraba y busqué apoyarme en
un árbol muy frondoso, de momento seguí percibiendo ese ruido silencioso y
quiero pensar que la imaginación me orilló a percibir una voz autoritaria que
me dijo:
Si no
aprendes del silencio, no puedes aprender de nada ni de nadie, el silencio es
sabio, abre las puertas de tu interior y te ilumina el yo superior, va camino
hacia tu inconsciente y te enseña a caminar en la vida.
Pienso
que el silencio trabaja con el fin de hacer que dialoguen las partes internas
de nuestro cuerpo y cuando se ponen de acuerdo se logra la gran armonía tan
necesaria para vivir mejor.
Después
de muchos años entendí que nunca debemos manifestar temor al ruido del
silencio, la soledad y el silencio son amigos, la soledad y el silencio son los
mejores maestros.
Casi
todo mundo le teme al silencio porque no lo conoce, pero ese binomio: Soledad y
silencio es el mejor amigo, siempre escucha y nunca se equivoca, tiene
respuesta para todo.
Escucha
ese ruido del silencio, sentirás que te iluminas interiormente, ese es el
principio de la solución, ese es el camino para erradicar todos los temores.
Le
aseguro que cuando se experimenta ese deseo de comunicarse con nuestro ser
interno, la gran solución aparece, nunca más se escuchará el ruido del
silencio.
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