lunes, 28 de marzo de 2011

Leyenda y el fútbol

Por: Julio Torres

En efecto “ganamos 3 goles a 1” en el encuentro contra Uruguay del pasado sábado 26 de marzo de 2011, y pongo entre comillas el “ganamos” porque hace tiempo que no ocurría algo tan deseado.

Afirmo que la leyenda mexicana de ese complejo, que nos ha acompañado, a lo largo de los años, parece que comienza a desaparecer para fortuna nuestra.

Un primer tiempo que me sorprendió de verdad, saltó a la cancha un equipo dispuesto a buscar el triunfo desde el primer momento, gracias a un excelente desempeño en grupo.

Esto me parece que no lo había visto antes, recuerdo siempre que los jugadores de México, en la mayor parte de los partidos, mostraba una especie de temor que en poco tiempo lo convertía en presa fácil del rival.

Esta vez no ocurrió lo habitual, en poco tiempo el chicharito nos regala una de sus actuaciones como las que acostumbra en Inglaterra, y el segundo gol a cargo de Andrés Guardado, invierte otros cuantos minutos.

El equipo mexicano sigue mostrando ese deseo de triunfo, y una vez más el chicharito nos entrega una nueva alegría, que renueva la satisfacción inicial.

Entonces emito una opinión ante el grupo que me acompaña, y declaro que, la decisión del jefe técnico del equipo, Sr. De la Torre, muestra una estrategia muy efectiva contra el rival.

Nunca antes el equipo mexicano había mostrado eso, trabajo de equipo, y por momentos el desempeño parecía tratarse de un equipo europeo, por la precisión en el manejo del balón.

Ahora sí, emití mi opinión, estamos ante el nuevo mexicano, el que está seguro de que puede ser un triunfador, que los complejos de inferioridad han desaparecido casi por completo.

Se termina entonces la primera parte con un excelente sabor de boca, pero en la segunda parte, vuelve a presentarse un equipo totalmente diferente, ya no hay ganas de anotar un gol más.

La brillante primera mitad se queda en la historia, ahora parece regresar el conformismo, parece que tres goles son suficientes, no tiene caso apretar el paso, ya son ganadores.

Providencialmente el jefe técnico aplica los cambios, que quizás tenía planeados, hasta los minutos finales, y regresa entonces la selección de costumbre y le anotan un gol.

Que delgada resulta entonces la línea que separa al mexicano triunfador, del mexicano de siempre, creo que más hubiera valido dejar al equipo como inició el partido.

Debo señalar que el trabajo técnico merece un aplauso, pero ha quedado clara la necesidad en el trabajo psicológico, para sacar del fondo, ese espíritu de trabajo en equipo que falta en algunos jugadores.

El portero, desconocido para mí hasta ese día, mostró una entrega absoluta, defensas y medios excelentes y quienes debían culminar con los goles, lo hicieron a la perfección.

Considero que falta muy poco para lograr lo que se ha negado durante muchos años, por curiosidad vi la repetición del partido la noche anterior a este escrito, y afirmo que vi un equipo maravilloso en los primeros 45 minutos.

En los segundos 45 minutos volví a ver ese equipo mexicano mediocre, espero que el Sr. De la Torre vea lo que apunto, para que tome cartas en el asunto y nos vuelva a entregar esperanzas de triunfo.

De cualquier manera, sigo pensando que estamos en el umbral del nuevo mexicano, el mexicano triunfador, el mexicano que México necesita.

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