lunes, 13 de septiembre de 2010

Leyenda y al morir un ser querido

Por: Julio T.

Intentar reunirse con un ser querido en el terreno de la muerte por medio del suicidio es una empresa totalmente inútil, se dice que ocurre todo lo contrario.

Se alejan más de ellas porque Dios no puede recompensar un acto de cobardía y el insulto que se le hace dudando de su providencia.

Ese momento de locura lo pagarán con penas mayores que las que suponen abreviar y no tendrán para compensar la satisfacción que esperaban.

Las consecuencias del suicidio en el estado de espíritu son diversas, pues no hay penas fijas, en todos los casos son siempre relativas a las causas que lo han producido.

Una de las consecuencias inevitables para el suicida es la confusión, no es igual la suerte de todos ya que depende de las circunstancias.

Algunos expían su falta de inmediato, otros, en una nueva existencia que será peor que aquella cuyo plazo han interrumpido de manera violenta.

La observación demuestra que las consecuencias del suicida no son siempre las mismas, algunas son comunes a todos los casos de muerte violenta.

Ante todo lo es la persistencia más prolongada y más tenaz del lazo que une el espíritu al cuerpo, pues tiene casi siempre toda la fuerza en el momento en que se ha cortado.

En la muerte natural, ese lazo se afloja gradualmente y muchas veces se suelta antes de que esté totalmente extinguida la vida.

Las consecuencias de este estado de cosas, es lo prolongado del conflicto espirita, y luego la de la ilusión que, durante un tiempo determinado, hace creer al espíritu que está todavía entre los vivos.

La afinidad que persiste entre el espíritu y el cuerpo, produce en algunos suicidas una especie de repercusión del estado del cuerpo en el espíritu.

Siente los efectos de la descomposición y experimenta una sensación de angustia y horror y este estado persiste el tiempo que hubiera debido durar la vida que han interrumpido.

En ningún caso el suicida queda libre de las consecuencias de su falta de valor y tarde o temprano expía su culpa de una manera u otra.

Muchos espíritus que habrían sido muy infelices en la tierra, han dicho que se han suicidado en la existencia anterior y que voluntariamente se habían sometido a nuevas pruebas para intentar soportarlas con más resignación.

En algunos espíritus el castigo consiste en una especie de apego a la materia de la cual quiere liberarse sin conseguirlo.

La religión, la moral y las filosofías, condenan el suicidio como contrario a la ley natural, todos nos dicen que no tenemos derecho a abreviar por voluntad propia nuestra vida.

Estaba reservado al espiritismo demostrar con el ejemplo de los que han muerto, que no solo el suicidio es una infracción de una ley moral, asunto de poco peso para algunos.

El suicidio es un acto insensato. Nada se gana y si se pierde algo.

Nadie, pero nadie, tiene derecho a disponer de su propia vida, queda claro que tampoco es justificado el querer seguir a un ser querido, solo por la incapacidad de sobrellevar la pérdida de la persona querida.

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