lunes, 20 de septiembre de 2010

Leyenda y ahora estoy solo

Por: Julio T.

No se como, pero me siento solo, en este momento, mis amigos y amigas están conversando, todo es risa y alegría entre ellos, pero no me invitan, no les importo.

Es una escena que quizás alguna vez hemos experimentado de manera involuntaria, pero sucede, y lo grave es que no entendemos porqué ocurre y no le damos importancia.

Debo reconocer que esta experiencia la viví por lo menos en tres etapas de mi vida y como la medicina no estaba al alcance de nosotros, nadie pudo explicar el suceso.

En la pubertad es cuando se presentó por primera vez, pero lamentable fue el hecho de ser el séptimo miembro de la familia, mi problema no fue notorio.

Algunos años después, ya en la juventud, se presenta una vez más el efecto depresivo, pero ahora con matices de ideas trágicas, llegué a pensar que nada justificaba mi estancia en este mundo.

Como pude, traté de encontrar una respuesta al estado de ánimo que sufría en ese momento, y por fortuna al caminar por una calle apartada algo me ayudó.

Vi a varios muchachos de sexto año de primaria que peleaban rodeados de compañeros de escuela que se divertían y gritaban toda clase de palabras altisonantes.

Me acerqué casi sin sentirlo y de pronto uno de ellos cayó al piso y cuando dos que tres se acercaron a tratar de golpear al caído, me vi obligado a intervenir.

Desde luego que intentaron agredirme, pero con velocidad mental se me ocurrió levantar la mano del triunfador y todos lo aceptaron de inmediato.

El ayudar a ese muchacho hasta ese momento totalmente desconocido para mi, logró el milagro de cambiar la depresión experimentada apenas unos minutos antes.

Al paso del tiempo y por razones totalmente ajenas, un evento para sicológico me indujo a investigar sobre el espiritismo y sus fenómenos.

De tal manera que inicié lo que al paso de los años se convirtió en parte importante de mi vida, por la curiosidad que experimenté ante asuntos des conocidos.

Poco a poco fui entendiendo que esa experiencia de soledad que sufrí en años anteriores debía tener una razón muy poderosa y hasta ese momento desconocida.

El comprender la existencia de un mundo invisible para nuestros ojos, hizo que aquellos momentos de tristeza vividos, logró el milagro que sirvió para evitar una tragedia en mí.

Después de más de 20 años de entregarme a consultar y estudiar a algunos autores sobre los asuntos de ese otro mundo desconocido, todo parecía ser “normal”.

Adquiría sentido el asunto del ángel de la guarda tan mencionado el la liturgia católica, tomaba fuerza el concepto del espíritu protector que define el espiritismo.

Se comprenden entonces muchas cosas y conceptos hasta entonces des conocidos, respuestas que nunca antes había encontrado, lo cual borró totalmente de mi memoria la tristeza vivida.

Desde luego que este tema es muy amplio, pero prefiero dejarlo en este punto solo para prevenir que debemos estar muy alertas con síntomas de depresión, es peligroso.

Espero que quien esto lea, nunca sufra de una depresión que lo haga sentirse solo y triste entre una multitud.

Es un foco rojo que merece toda la atención de quien lo sufra, cuidado.

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