domingo, 8 de agosto de 2010

Leyenda y los derechos humanos

Por: Julio T.

¿No ha dado Dios a ambos, hombres y mujeres, la comprensión del bien y del mal y la facultad de progresar?, ¿de donde surge entonces, la inferioridad moral de la mujer en algunos lugares?

Claro está que ha sido un dominio injusto y cruel que el hombre se ha tomado sobre la mujer, es el resultado de las formas sociales y del abuso de la fuerza sobre la debilidad.

Entre hombres de sociedades poco avanzadas es donde a la fecha se siguen presentando actuaciones para mi gusto retrógradas, donde la fuerza es el derecho que subyuga al débil.

Físicamente la mujer es más débil que el hombre, se ha dicho siempre, sin embargo parece que la mujer resiste dolores muchos más fuertes que el hombre, ¿que hacer entonces?

Parece que lo que buscó Dios fue señalar funciones particulares, que el hombre fue creado para los trabajos rudos, y la mujer para los trabajos ligeros.

Pero ambos fueron creados para ayudarse mutuamente, a pasar las pruebas de una vida llena de pruebas, buenas y malas, justas o injustas, pero aceptarlas en conjunto.

Muchas veces se ha dicho que la debilidad física de la mujer, la coloca en forma natural bajo el dominio del hombre, pero Dios no lo creó con ese fin.

Dios ha dotado a algunos de fuerza para que protejan al débil, no para que lo dominen.

Dios hizo el organismo de cada ser conforme a las funciones que debe realizar, si ha dado a la mujer menos fuerza física, es que la ha dotado del poder de sentir.

Y ese sentir es en relación con la delicadeza de las funciones materiales, y con debilidad de los seres confiados a su cuidado.

Las funciones asignadas a la mujer, tienen tanta importancia como las reservadas al hombre, ya que ella es quien le da las primeras nociones de la vida.

Si ante la ley de Dios, hombres y mujeres son iguales, ¿porqué no lo son también ante las leyes de los hombres?

El primer principio de justicia decreta: “no hagan a los otros lo que no quisieran que les hagan a ustedes”.

De acuerdo con este decreto, una legislación para ser justa, debe buscar la manera de mencionar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Derechos de funciones, es necesario que cada uno tenga su lugar señalado, que el hombre se ocupe de lo exterior y la mujer de lo interior, cada quien según su aptitud.

Para ser equitativa la ley humana, debe decretar la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre y todo privilegio concedido a uno o a otro es contrario a la justicia.

La liberación de la mujer es y seguirá siendo parte fundamental para el progreso de la humanidad y no lo contrario como lo han decretado algunas sociedades.

La dominación de la mujer es como caminar con la barbarie, los sexos no deben ser más que al organismo físico, pues los espíritus, pueden tomar uno u otro, no existe diferencia entre ellos en este aspecto.

Por lo tanto, habremos de luchar por una realidad necesaria, que tanto hombres como mujeres así como son iguales ante Dios, sean iguales ante los hombres y gocen de los mismos derechos.

Solo para redondear el concepto, quiero referirme al deseo de perpetuar la memoria con monumentos fúnebres, que solo es un acto de orgullo de los parientes que quieren glorificar la imagen de sí mismos.

No siempre se hacen esas demostraciones por consagración al que murió, sino por amor propio, por quedar bien con la sociedad y para hacer alarde de riquezas.

La tumba es el lugar de reunión de todos, en ella terminan todas las distinciones humanas, en vano quiere el rico perpetuar su memoria con lujosos monumentos.

El recuerdo de sus buenas y malas acciones será menos perecedero que su tumba, la pompa de sus funerales no le lavará sus impurezas, ni le hará subir un escalón en la jerarquía celeste o humana..

En vida es cuando se debe buscar la igualdad de los derechos humanos y la justicia, no después.

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