lunes, 16 de agosto de 2010

Leyenda y el albedrío

Por: Julio T.

La facultad de decidir de manera libre y propia, es el albedrío, y le es entregada quizás desde que nace, pero solo hará uso de esa facultad hasta que adquiere la voluntad de hacer.

Así como tiene la libertad de pensar, tiene la de actuar, sin libre albedrío, el hombre sería una máquina, tal vez las historias de ciencia ficción muestren una definición exacta de lo que sería un ser humano sin el albedrío.

En los primeros años de la vida, la libertad es casi nula, pero se desarrolla y cambia de objetivo con las facultades, si el niño tiene pensamientos en relación con las necesidades de su edad, aplica su libre albedrío a las cosas que él necesita.

Las predisposiciones instintivas son las que tenía el espíritu antes de su encarnación, según si es más o menos adelantado, pueden solicitarlo para actos reprensibles.

Será secundado por los espíritus que simpatizan con aquella disposición, pero no existe solicitud irresistible, cuando se tiene voluntad de resistir, querer es poder, no lo olviden.

Es cierto que el espíritu sufre la influencia de la materia, que puede entorpecer en sus manifestaciones, la razón es que en los mundos menos materiales que la tierra, las facultades se desarrollan con más libertad.

Pero el instrumento no da la facultad, es importante que se distingan las facultades morales de las intelectuales, si un hombre tiene el instinto del asesinato, seguramente es su propio espíritu quien lo posee y quien se lo da.

El que suprime su pensamiento para ocuparse solo de la materia, se hace semejante a los animales y peor todavía, porque no piensa prevenirse contra el mal, y en esto es en lo que falla, porque actúa así por voluntad.

Quien tiene su inteligencia perturbada por la causa que sea, no es dueño de su pensamiento, y por lo tanto carece de libertad.

Este trastorno es a menudo un castigo para el espíritu que, en otra existencia, pudo haber sido vano y orgulloso y que hizo mal uso de sus facultades.

Puede renacer en el cuerpo de un idiota, como el déspota en el de un esclavo y un rico malvado puede renacer en el de un pordiosero, pero el espíritu sufre con esta violencia, de la cual tiene perfecto conocimiento.

Así es la acción de la materia, el trastorno de las facultades intelectuales causado por la embriaguez no excusa los actos censurables, porque el ebrio se ha privado por voluntad propia de la razón, por satisfacer pasiones brutales, en lugar de una sola, comete dos faltas.

La facultad dominante en el hombre salvaje es el instinto, lo cual no lo priva de actuar con entera libertad respecto de ciertas cosas, pero como el niño, aplica esa libertad a sus necesidades.

Por lo tanto, quienes son más ilustrados que un salvaje, son más responsables de lo que hacen, que lo que hace el salvaje, él no sabe de posición social.

Es indudable que la sociedad tiene sus exigencias, Dios es justo, y todo lo toma en cuenta, pero a todos los hace responsables de sus esfuerzos, sean muchos o pocos para superar los obstáculos.

Muchos estudios se han realizado tratando de descubrir la causa del comporta miento de muchos seres humanos que actúan de manera salvaje, y es lamentable que nunca se llega a una conclusión aceptable.

Por lo que me inclino a pensar que todos los datos que se han estado buscando, no se encuentran en este mundo de formas, creo que más bien esos datos deben estar en el mundo de fuerzas que es el mundo espiritual.

Es por eso que creo que falta todavía mucho trabajo para poder llegar a una conclusión aceptable y convincente, mientras tanto, lo importante es entender que es realmente lo que nos quiere decir el concepto libre albedrío.

Aprendamos mejor a utilizar ese libre albedrío, o dicho de manera coloquial, apliquemos la facultad de la libertad para encontrar las mejores respuestas.

En una próxima entrega hablaremos de la fatalidad que tanto preocupa a quien no tiene manera de entenderla para poder superarla, hasta la próxima.

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