domingo, 25 de julio de 2010

Leyenda o verdad de la metempsicosis

Por: Julio T.

La doctrina religiosa y filosófica, afirma que el alma se reencarna después de la muerte en un cuerpo humano, también se escribe como metempsicosis y se describe como la doctrina de la metempsicosis.

Dos cosas pueden tener el mismo origen y después pueden no parecerse en nada. ¿Quién reconocería el árbol con sus hojas, flores y frutos en el germen informe, contenido en la simiente de donde ha salido?

Desde el momento en que el principio inteligente logra el grado necesario para ser espíritu y entrar en el periodo de la humanidad, deja de tener relación con su estado primitivo y deja de ser el alma del animal, como el árbol la simiente.

No le queda al hombre del animal más que el cuerpo, y las pasiones que nacen de la influencia de éste y del instinto de conservar propio de la materia.

Así que no puede decirse que tal hombre es la encarnación del espíritu de tal animal, y por lo tanto, la metempsicosis, tal como se entiende, no es exacta.

Hay quien pregunta ¿Si el espíritu de un hombre podría después encarnarse en un animal? Pero eso equivaldría a retroceder, y el espíritu nunca retrocede, es como si quisiéramos que un río remontara hacia su curso.

La metempsicosis nunca será el resultado del sentimiento intuitivo de las diferentes existencias del hombre, este sentimiento intuitivo se descubre en esa como en otras muchas creencias.

Pero el hombre ha desnaturalizado esta idea, como ha hecho con la mayor parte de sus ideas intuitivas, la metempsicosis sería verdadera si se entendiera por ella el progreso del alma de un estado inferior a otro superior.

Pero es falsa en el sentido de migración directa del animal en el hombre y viceversa, implica eso retroceso o fusión, y no puede verificarse semejante fusión entre los seres de dos especies, ya que están en grados que no se pueden asimilar.

La reencarnación que enseñan los espíritus, está fundada en la marcha ascendente de la naturaleza y en el progreso del hombre en su propia especie, lo que en nada disminuye su dignidad.

La antigüedad de la doctrina de la metempsicosis y los hombres que la han profesado, prueban que el principio de la reencarnación tiene sus raíces en la misma naturaleza, y son por lo tanto argumentos a favor y no en contra.

Cada especie es un tipo absoluto física y moral, cada uno toma de la fuente universal la cantidad de principio inteligente que le es necesario, según la perfección de sus órganos, y el trabajo que ha de realizar en la naturaleza.

El hombre desde el punto de vista físico, forma de manera muy clara un eslabón de la cadena de los seres vivientes, pero desde el punto de vista moral, entre el animal y el hombre, existe solución de continuidad.

El hombre tiene en propiedad el alma y el espíritu, destello divino que le da el sentido moral y un alcance intelectual que le falta a los animales, es un ser principal, que sobrevive al cuerpo y que conserva su identidad.

El origen del espíritu, el punto de partida o el principio inteligente son el gran misterio que en vano trataríamos de aclarar, lo que es constante resulta del razona miento, la experiencia y la supervivencia.

El conservar la identidad después de la muerte, la facultad progresiva, el avance en el camino del bien y las verdades morales son consecuencia de ese principio.

Las relaciones misteriosas que existen entre el hombre y los animales, son un secreto de Dios, como muchas otras cosas cuyo conocimiento actual no importa a nuestro progreso, y sobre las cuales sería inútil insistir.

La metempsicosis sigue y seguirá siendo el origen común en el principio inteligente de los seres vivientes.

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