martes, 13 de julio de 2010

Leyenda y la emancipación del alma

Por: Julio T.

Pregunten a un prisionero si goza entre cadenas, el espíritu encarnado aspira sin cesar a la libertad y mientras más ordinaria es la envoltura, más desea liberarse de ella.

El espíritu nunca está inactivo, durante el sueño, los lazos que lo unen al cuerpo se aflojan, y al no necesitarlo el cuerpo, recorre el espíritu el espacio y entra en relación más directa con los demás espíritus.

Podemos juzgar la libertad del espíritu por medio de los sueños, cuando reposa el cuerpo, el espíritu tiene más facultades, tiene el recuerdo del pasado y en ocasiones previene el porvenir.

Tiene más poder en el sueño porque se pone en contacto con otros espíritus, ya sea de este mundo o de otros, cuantas veces decimos, “he tenido un sueño muy raro y horrible, pero increíble”.

La respuesta puede ser que con frecuencia es recuerdo de lugares y cosas que han visto o presentido de las cosas que verán en otra existencia o en otra época, entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas, indagando el pasado o el porvenir.

Cuantas veces los niños nos hacen preguntas como ¿Qué hacemos cuando dormimos? O esta otra, ¿Qué son los sueños?, cosas insignificantes que nos ponen en aprietos, podemos ser muy sabios, pero nos quedamos mudos.

Se dice que el sueño libra parcialmente al alma del cuerpo, cuando dormimos, nos encontramos por momentos en un estado similar al de la muerte.

Los espíritus que con prontitud se separan de la materia en el acto de la muerte, han tenido sueños inteligentes, cuando duermen se reintegran de nuevo a la sociedad de otros seres superiores a ellos.

Hablan y viajan y se instruyen con ellos, y hasta trabajan en obras que encuentran completa mente hechas al morir, esto debe enseñarles una vez más a no temer a la muerte, puesto que, según las palabras del santo, mueren todos los días.

Tal parece que emancipar el alma tiene que ver mucho con los sueños que son el resultado de su liberación. Que se hace más independiente por la suspensión de la vida activa y de relación.

Una especie de clarividencia indefinida que se extiende a los más lejanos lugares o nunca visto y en ocasiones hasta a otros mundos.

Tratar de distinguir las especies de sueños es recomendable, pues los errores y contra dicciones serían funestos para la fe.

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