domingo, 13 de junio de 2010

Leyenda o verdad del médium

Por: Carlos Torres

Promesa cumplida, esta vez hablaremos del fenómeno que se presenta en algunas personas, con la facultad de servir como medio para que los espíritus se puedan comunicar con nosotros, y de verdad que resulta fascinante.

En mayor o menor grado todos sentimos la influencia de los espíritus, así lo manifiesta Alan Kardec, en sus tratados sobre los espíritus, y la facultad de servir como medio de comunicar a esos espíritus con nosotros que habitamos este plano.

La manifestación del espíritu es espontánea, y se ha producido en todos los tiempos, aunque muchos detractores afirman que esas son cuestiones del demonio, es importante señalar que muchos asuntos triviales se han resuelto por este medio.

Ciertos espíritus que en vida fueron avaros y que en algún lugar ocultaron sus tesoros, se dice que van a permanecer vagando muy cerca de ese lugar porque no se han despojado de la materia por completo y pretenden vigilar esos tesoros.

Y los espíritus que no tienen apego a la tierra, siempre van a donde encuentran simpatías, les atrae mas bien las personas que las cosas materiales, además de que prefieren lugares determinados aunque no sean espíritus adelantados.

Muchas filosofías sostienen el principio, “como es arriba es abajo”, ocurre en el mundo de las formas que este en el que estamos, la relación con personas de distintas maneras de pensar, debe parecerse a lo que ocurre con los espíritus, se relacionan con otros.

En el andar por estos temas, conocí a una veintena de personas que me sorprendieron al mostrarme la mecánica de prestar el cuerpo para hablar y conversar de todos los temas con “entidades” o “espíritus como las definen, conversando con nosotros.

No pretendo llevar este asunto al nivel de la fantasía, solo pretendo transcribir las experiencias cuando mi escepticismo dominaba la razón, pero fueron tantas las pruebas recibidas que a la fecha no tengo argumentos para negar la certeza de lo ocurrido.

Quizás ese escepticismo fue lo que me condujo a preguntar asuntos muy concretos y de esa manera erradicar las dudas que pudieran haberse producido al lado de la incredulidad, y es que las voces escuchadas opaca cavan las dudas.

El punto en el que me convencí de la realidad de esa forma de comunicarse con el otro plano, o con personas que habían desfilado por esta vida, fue cunado pregunté si podrían hacer algo a favor de un amigo entrañable que se encontraba muy enfermo.

La respuesta fue contundente, se me dijo que ya estaba decretada la ley de causa, esto es, que su vida estaba por terminar en los siguientes días, pero que el asunto que tenía pendiente lo dejaría arreglado.

Ese asunto del que se habló me estaba afectando directa mente y mi amigo era el único que podía arreglarlo y así sucedió, al resolverlo, ese mismo día se despidió de la vida.

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