martes, 26 de abril de 2011

Leyenda y llegando a casa

Por: Julio Torres

El común denominador de los sueños es que ocurren tan rápido los acontecimientos, que la mayor parte de ellos se borran de inmediato al despertar, pero como en este caso, he podido recordar otros acontecimientos.

Recuerdo que sentí determinada tristeza al pensar que nada había mejor que estar vivo y poder abrazar a mis seres queridos, ahora parecía haberme convertido en una especie de fantasma.

La mujer que me asignaron para hacer el viaje a mi casa a visitar a mi familia, con cierta rudeza me pregunta cual es mi casa, puesto que volando descenderemos al lugar.

Le contesto diciendo: es aquella casa de rejas blancas, aunque siempre fueron verdes y ahora veo que hay un perro también, nunca quise tener ningún animal en casa, tampoco permitía que cambiaran el color de las rejas.

Me siento como un tonto, muchas veces fui egoísta hasta en los más insignificantes detalles, parece que nos tenemos que morir para que los familiares se puedan dar determinados gustos.

Un tanto seria y hasta imperativa me califica como alguien complicado y difícil, y para suavizar el ambiente agrego: Me gusta el perro, es un poco grande para mi gusto, aunque mi opinión en este momento no es importante.

Ella me interrumpe diciéndome: Mira como nos está viendo el perro, nos escucha y siente nuestra presencia, recuerda que los perros son perceptivos, aunque no lo parezca, perciben más que los seres humanos.

¿Por donde entramos pregunto? Y ella me contesta: Dime tú por donde quieres entrar, pero no creo que quieras entrar por la puerta principal, antes de intentar entrar espera a que te dé instrucciones.

¿Olvidas que estas muerto? No puedes entrar abriendo la puerta pues esta cerrada con llave, ahora viene la mejor parte, comienza a girar sobre ti mismo hasta transformarte en un rayo de luz.

Como rayo de luz puedes entrar donde tu quieras, recorrer todos los lugares sin hacer ruido y de esta forma entrarás en el alma de quien hayas elegido.

Ambos comenzamos a girar hasta convertirnos en un haz luminoso, y empezamos a recorrer la casa, habitación por habitación hasta ver a mi esposa durmiendo.

Acaríciala, si lo deseas, dice ella, ¿pregunto como lo hago? Acaríciala, tócala con tu rayo de luz, con tu espíritu dale amor y serenidad, que mucha falta le hace en este momento.

Apresúrate, entra a la habitación de tu hija, sigue suavemente al centro de su frente y te encontraras entrando en su sueño, busca su inconsciente para llegar a lo más profundo de su ser.

Le dices lo que sientes, pero no tienes permitido hablar de la experiencia que has vivido con nosotros, si no obedeces, repentinamente estarás fuera del sueño de tu hija.

Cuando he logrado entrar en el sueño de mi hija solo acerté a decirle que siempre estoy con ellos y que trataré de ayudarlos, que estoy orgulloso por que el jardín esta floreciendo.

Cambia tu carrera si consideras que ésta, no llena tus expectativas, el verdadero fracaso es resistirse a los cambios por miedo, el tiempo lo pierdes si no haces lo que te gusta.

¿Cómo saber que estamos en el camino correcto? Percibo esta pregunta de mi hija, a lo que le indico que, “cuando sientas que lo que haces te hace feliz, entonces estas en el camino correcto.

En ese momento, ladra el perro y como si perdiera peso, comencé a volar por muchas partes hasta regresar a la habitación que me asignaron desde el principio.

El camino a casa había terminado.

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