viernes, 21 de enero de 2011

Leyenda y el instinto

Por: Julio Torres

El instinto  dicen, es una cualidad manifiesta en todas las especies vivas, pero afirman que fuera del ser humano, el resto de los animales actúa por instinto.

Sin embargo, me pregunto: ¿Qué ocurre cuando un pájaro construye su nido, con toda paciencia y cuidado para no lastimar a sus hijos?, ¿debemos tomar ese trabajo solo como instinto?

Muchas veces he imaginado que existe una serie de experiencias en nuestro inconsciente que es el que finalmente se encarga de indicarnos como debemos hacer las cosas.

Desde luego que no pretendo dar a usted un tratado completo sobre este asunto, solo intento  averiguar sobre el concepto instinto, me parece lo hemos manejado superficialmente.

Muchos asuntos he resuelto en mi vida a veces casual, o por lo menos así me ha parecido, o por instinto si se prefiere, creo que de alguna manera he percibido las respuestas.

Durante algunos años me propuse investigar este fenómeno y se presentó la oportunidad de hacerlo por medio del espiritismo, lo cual no fue sencillo os lo aseguro.

Al principio mi traje de escéptico impidió llegar con rapidez a conclusiones aceptables, pero ocurrieron eventos inesperados y para mi poco comprensibles.

Hasta que apareció el tema de los espíritus protectores y entonces entendí que el asunto se parece mucho al ángel de la guarda que menciona la iglesia católica.

Parece que la función es la misma, solo que lo interpreto como la conexión entre el poder divino y mi interior, quizás a lo que nos dicen es el  6° sentido.

Cuando me dijeron que mi protector tuvo nombre y apellido mientras estuvo vivo en este mundo, de inmediato pensé en ese ángel de la guarda.

Entendí la causa por la que sin sentir o saber, incursioné en actividades que nunca antes había realizado, y lo maravilloso es que sin saber como, nada se dificultaba.

Me hubiera gustado haber tenido esta información desde mi juventud, pero no fue así, por alguna razón me dejé conducir sin examinar y “logré” triunfos que ahora comprendo.

Como el nombre de mi protector resultó ser un personaje importante en la vida nacional a principio del siglo pasado, me entregué a la tarea de investigar su vida profesional.

Hasta entonces comprendí todo lo que pude hacer o todo lo que dejé de hacer, y también hasta entonces supe lo que perdí, como cuando se sufre la derrota en un partido de fútbol.

Lo grandioso es que a partir de la información descrita, conocí personajes que nunca antes pensé conocerlos y de manera importante, claro que no comprendí que debía hacer.

Lo entendí como casualidad el haber conocido a esos personajes, pero fue difícil comprender lo ocurrido, solo me limité a trabajar, dando lo mejor para cumplir buscando la excelencia.

Puedo afirmar que me conduje casi por instinto, no puedo decir que razoné mi actuación, es posible que esa haya sido la causa por la cual hubo que cambiar de actividad muchas veces.

A estas alturas, cuando por muchos años dedicados a estudiar todo tipo de fenómenos he logrado comprender lo que debí hacer y lo que no, pero sigo pensando que ese instinto al que me refiero, parece ser la conexión con el llamado “protector”.

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