jueves, 20 de enero de 2011

Leyenda del suicidio

Por: Julio Torres

Quien se quita la vida con la esperanza de tener una vida mejor y  más pronto, sin duda es una perdida de la razón, las locuras que comete el suicida son imperdonables a la vista de Dios.

Quitarse la vida para eludir los problemas nunca va a ser aceptado como sacrificio, comparado inclusive con el desafío que nunca es considerado digno de disculpa.              

El mejor consejo es hacer bien las cosas, como el buscar hacer el bien a nuestros semejantes y la solución a nuestros problemas llegará en cualquier momento.

Las ideas en materia animada o inanimada, solo son abstracciones, lo que se llama “muerte” es solo una nueva forma de vida, son acciones y reacciones de los elementos.

El movimiento perpetuo de la composición y la descomposición, presenta fenómenos de vida o de muerte, los agentes que nos rodean obran en la materia de modo adecuado o no.

Existe una forma de vida cuando se mantiene un equilibrio, quiero pensar que de ninguna manera se justifica la creación de un desequilibrio para destruir esa vida.

El estado natural del universo esta sujeto a manifestaciones inmutables, que como obra de Dios, se perfecciona en todo momento y no se justifica el rompimiento de esa armonía.

Pero quien renuncia a la vida por el bien de todos no comete un atentado, es un sacrificio, solo que antes de realizarlo, debe reflexionar que es más útil, su vida o su muerte.

Vale la pena comentar el sacrificio de Miguel Hidalgo que ejemplifica lo escrito, su preparación espiritual jugó un papel muy importante al adherirse al movimiento.

En el otro extremo se encuentra quien muere a causa de las pasiones que sabe que su fin se apresura y no puede resistirse.

Cuando se busca justificar el sacrificio de la vida para salvar la de otro, indudablemente que es sublime la intención y eso  no es un suicidio, pero, Dios se opone a un sacrificio inútil.

El sacrificio sólo es meritorio cuando es desinteresado y hacerlo, puede tener una segunda intención que lo denigra ante la vista de Dios.

No debemos olvidar que el suicidio es un acto de locura que se puede consumar para eludir el tormento de los dolores provocados por enfermedad.

Pero el cobarde que termina con su vida porque no puede soportar el sufrir a causa de una enfermedad física o moral no merece llamarse hombre.

Caso diferente si hablamos de la guerra que muchas veces resulta necesaria cuando es el único medio de conseguir, defender o asegurar nuestros derechos.

El hombre cuando es presa de las pasiones, que no son otra cosa que sus verdaderas necesidades físicas, sí comete suicidio, aunque se pueda calificar de suicidio moral.

Desde luego que es un insulto dudar de la providencia de Dios, y lo que es claro es que tengamos o no un argumento de vida, habremos de seguirlo con valor y con verdad a toda prueba.

La culpabilidad existe solo por el no esperar el término marcado por Dios, debe haber una respuesta desde luego sobre el porqué no llega el final, pero creo que es parte de la vida misma.

Siempre existe un mañana, siempre aparece la luz cada día, siempre encontraremos la solución a todos los problemas por oscuros que se presenten.

Nunca olvidar que desde que nacemos aprendemos a solucionar problemas, lloramos para pedir alimento, lloramos si tenemos frío, lloramos si tenemos calor.

Solucionar problemas es objetivo divino, para la conservación de la vida.


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