viernes, 24 de diciembre de 2010

Leyenda y lo justo de lo injusto

Por: Julio Torres

Cuando ocurre sobre todo una desgracia, por sistema nos preguntamos, ¿Por qué a mí? Como si fuera obligación del destino que siempre nos salieran bien las cosas.

Los estudiosos afirman que lo que nos ocurre está escrito y que todo es parte de nuestro Karma o lo que se refiere a nuestras vidas consecutivas.

Casi todas las religiones hablan de la felicidad después de la muerte, pero también hablan de castigo y que para ello existe el infierno, donde purgaremos nuestra sentencia eternamente.

Solo quienes de alguna manera sostienen la creencia de que existe un regreso a esta vida, y que si hemos cometido faltas graves, regresamos a pagar nuestras culpas de alguna manera.

Es por eso que cuando una persona sufre calamidades o sufrimientos extremos, se dice que está pagando las deudas de sus vidas pasadas, en que no entendió el mensaje divino.

Las cárceles del mundo entero tienen dentro de sus muros una gran cantidad de reos que se afirma son inocentes, pero que los sistemas de justicia sentencian sin que haya manera de que puedan probar la inocencia.

Algunas de esas historias no se explican de ninguna manera y pareciera que a propósito se cometen omisiones durante el juicio y ninguna prueba a favor del acusado es valedera.

Siempre he pensado que esos asuntos ingratos tienen como base el modo de comportarse de las personas durante su vida ya en esta ya en la anterior o en las anteriores.

Se afirma que nada quedamos a deber y que de alguna manera se debe pagar como cualquiera de las deudas, muchas veces resulta incongruente una actitud dolosa como si hubiera que cumplirla al pie de la letra.

Se han realizado muchos estudios con delincuentes de distintos niveles y en la mayor parte de los casos queda de manifiesto que en realidad no hay conciencia del daño causado.

El caso contrario es cuando se analizan juicios donde el presunto delincuente solo tiene en su haber el pecado de estar en el sitio equivocado a la hora equivocada.

Muchas veces hacemos una retrospectiva de nuestra vida y afirmamos que nada hemos hecho que amerite ser castigados como nos ocurre en determinados momentos.

Con cierto enojo, vemos que al vecino nada le ocurre y a nosotros si, que el vecino estrena auto nuevo año tras año y nosotros no lo podemos lograr.

Ante ese “fenómeno de acontecimientos” no podemos evitar revelarnos y culpar a quien tenemos cerca o simplemente a la mala suerte.

Creo con firmeza que estos asuntos deben tener respuesta bien sostenida  en base a ese mundo que realmente no conocemos, ese mundo de fuerzas que ve lo que nosotros no vemos.

Considero que lo mejor será tratar de hacer las cosas lo mejor posible y siempre con buena voluntad, sin tratar de hacer daño a nadie para que nuestra deuda sea pequeña.

Es posible que si las religiones dieran una explicación sencilla de lo que puede ocurrir si se violan las leyes divinas, la delincuencia sería menor.

Otra respuesta ¿será que debe existir una equidad entre lo bueno y lo malo? ¿O que en una vida nos toca ser buenos y en otra ser malos? Y en una nos toca cobrar y en otra pagar.

Creo que lo mejor será tratar de hacer las cosas lo mejor posible, en lo personal no tolero las fechorías y debo admitir que he sufrido muchos reveses, hasta la mutilación parcial de un dedo y en ningún momento he renegado de mi suerte.

He aprendido que lo “dulce” solo es un instante que no debemos dejar pasar de largo y lo amargo muchas veces resulta interminable, pero solo con la esperanza de mejores tiempos es lo mas parecido a la dulzura y claridad del agua simple.

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