miércoles, 29 de diciembre de 2010

Leyenda y las desapariciones

Por: Julio Torres

El asunto de las desapariciones misteriosas siempre ha sido tema fascinante, muchos son los casos que presentan este misterio que la mayor parte de ellos quedan sin resolverse.

La pregunta es ¿Quién define porque está ahí  el que causa la desaparición y porque estuvo en ese momento en ese lugar quien va a resultar dañado?

Se dice que todas nuestras acciones están bajo las leyes de Dios, que no hay ninguna por insignificante que nos parezca, en la que su intervención no esté presente.

De acuerdo a lo anterior, una nueva pregunta surge, ¿Por qué entonces es que ocurren casos de desapariciones y, porque no evitarlos?

Parece que la explicación más comprensible es que hemos sido dotados de algo que se llama “libre albedrío” y esa libertad de decidir, es lo que finalmente detona las desapariciones.

Quiero hacer un paréntesis para explicar esto con una apología.

Un padre da a su hijo educación e instrucción, es decir, los medios de saber conducirse. Le cede un campo para que lo cultive, y le dice: “Aquí tienes todas las cosas necesarias para que, haciendo fértil este campo, asegures tu subsistencia”.

“Te he dado instrucción para que comprendas las reglas; si las sigues, tu campo te producirá mucho y te asegura el descanso en la ancianidad; si no, nada te producirá y morirás de hambre”. Dicho esto, lo deja actuar a su gusto.

Como todo padre, llega el momento en que Dios nos permite actuar con entera libertad, de tal suerte que si nos equivocamos, la responsabilidad es solo nuestra.

Las razones por las cuales alguien, quiere desaparecer a alguien, pueden ser infinitas, pero lo que suponemos es que cuando se quiere desaparecer a una persona, me temo que solo sea para encubrir algo ilícito.

Dios tiene leyes que arreglan todas las acciones, pero si las violan, la culpa es de quien comete esa violación, es claro que cuando una persona comete un exceso, habrá de sufrir.

Dios no pronuncia un fallo contra quien comete una falta, mucho menos dirá, voy a castigarte, solo trazara un limite, pueden ser enfermedades o la muerte en caso extremo.

Volviendo a la pregunta inicial; ¿Por qué Dios no actúa para evitar  una “desaparición”?

Lo anterior me conduce a pensar que la víctima y el victimario deben tener una relación de alguna manera, en esta o en otra vida, y por alguna razón también, deben vivir el conflicto.

Es posible que su libre albedrío, en esta o en otras vidas, sea el detonador que provoca algo como lo descrito, es bueno pensar que, las cosas buenas deben ser producto de un respeto a la ley divina en la sucesión de vidas.

Pienso que lo positivo al recordar estos asuntos, en que víctima y victimario se ven involucrados en asuntos tan crueles como una desaparición violenta, de alguna manera son responsables directos.

Lo mejor será tratar de conducirnos dentro de las normas divinas, y seguro estoy que nunca, habremos de vivir algo como lo expuesto, en esta o en otra vida.

Quizás esa  es la razón por la que estos asuntos nunca los resuelven las leyes humanas.

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