lunes, 20 de diciembre de 2010

Leyenda y la cronología bíblica

Por: Julio Torres

Muchas décadas  han utilizado los arqueólogos buscando la prueba de que David y Salomón en verdad construyeron algo en su tiempo.

Se dice que en tiempos de David, Jerusalén era solo una aldea rural y que de ninguna manera pudo existir edificación alguna como lo describen los textos bíblicos.

Uno de los pasajes que describe la biblia durante el reinado de Salomón cuando dos mujeres se disputan un bebé, el monarca ordena que lo partan por la mitad, con esa decisión descubre quien es la verdadera madre del bebé.

Son muchos los pasajes y muchas las decisiones descritas en el antiguo testamento que se entrelazan para entregarnos mensajes de esperanza.

Muchos estudiosos han puesto en duda no solo la existencia de David como un gran personaje en función de que no se ha encontrado el lugar exacto de su reinado.

El mismo problema se presenta con el lugar donde en teoría se construyó el templo que mandó edificar Salomón para salvaguardar el arca de la alianza.

Los libros del antiguo testamento que cuentan la historia de David y Salomón se supone que son una colección de escritos redactados unos 300 años después de los acontecimientos.

Tal vez fueron escritos por autores poco objetivos, tampoco existen textos posteriores que puedan validar sus aseveraciones.

Los eruditos han tratado de confirmar la existencia de todos los personajes descritos en los libros bíblicos, sin embargo, muchos arqueólogos respetables concuerdan en que la biblia es un texto ancestral.

Dicho texto, relata la historia Israelí como nación y podemos analizarla críticamente como lo hacen muchos estudiosos, es imposible ignorarla.

La biblia describe la reconstrucción del llamado templo de Salomón de una manera bastante descriptiva y debía resultar sencillo encontrar el lugar exacto donde fue edificado.

Pero no se encuentran pruebas, la descripción conduce a imaginar una gran ciudad con grandes edificios y palacios y sin embargo, nada se encuentra.

Muchos reportajes se han escrito donde tratan de negar la existencia de los hechos descritos, pero tampoco se atreven a negarlo de manera rotunda.

Quizás lo que debemos concluir es que lo escrito en el antiguo testamento es más simbólico que real, de cualquier manera resulta fascinante lo que ahí describen.

Será acaso que lo escrito sea solo una forma de explicar los deberes y las formas que encontraron quienes escribieron en su momento, buscando organizar a un pueblo que en sus orígenes era analfabeta por razón natural.

De cualquier manera considero que los escritos bíblicos cumplen un objetivo importante, no es casual que se hayan conservado tanto tiempo y que al consultar cada uno de ellos parece que recibimos respuestas adecuadas.

No me atrevo a descalificar lo que he leído a lo largo de mi vida, prefiero tomarlo como leyenda que me proporciona paz y tranquilidad.

Tratar de demostrar que nada existió cuesta el mismo trabajo que aceptarlo como un simbolismo para conducirnos por la vida que finalmente es maravillosa.

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