sábado, 16 de octubre de 2010

Leyenda y los médiums

Por: Julio Torres

El asunto de las personas que prestan su cuerpo para que las entidades espirituales se puedan comunicar con nosotros, ha sido polémico al paso del tiempo, y sin embargo, es real.

Desde luego que el mejor juicio es el que usted querido lector tenga, solo pretendo afirmar que lo que aquí escribo, es vivencia real, nada gano si miento en lo que relato.

En el andar de muchos años buscando datos sobre este asunto que me fascinó desde el principio por parecerme increíble, encontré sorpresas como las que he contado en mis reportajes.

También encontré personas que aprendieron actitudes y mecánicas espiritistas que solo se dedican a engañar a quienes andan buscando respuestas para aliviar sus males.

Inclusive hay quienes intentan hacer creer que quien habla por medio de ellos es Jesús Cristo y eso nunca encontré respuesta aceptable para ratificar eso como verdad.

Lo que si encontré fue a muchas voces que describían su vida en este mundo y sus costumbres e inclusive sus lugares de origen, direcciones postales y hasta describieron sus habitaciones.

Algunos de esos datos pude comprobar en la medida de mis posibilidades, en otras, hasta los domicilios que ocuparon en su paso por esta vida.

De personajes famosos, inclusive de un escritor del siglo pasado en México, pude entablar una charla muy amena y me contó de algunos pasajes de su vida que yo no conocía.

Cuando la Universidad publicó unas memorias de ese personaje, pude comprobar cada uno de sus relatos por medio del investigador que realizó ese trabajo literario.

Luego en otra sesión estuvo presente la entidad de un amigo entrañable que por casualidad en el tiempo de sus últimos días de esta vida, fue quien detonó mi inquietud por estos asuntos.

La pregunta que me hacía era que si deseaba admitirle como mi protector o lo haría con otra persona muy querida por mi, entonces le contesté que esa persona le necesitaba más.

Con una cierta alegría me dijo que esa era la respuesta que esperaba  porque veía con agrado que teniendo la oportunidad de ejercer un entendimiento entre él y yo, prefería ayudar a otra persona.

Entiendo que esto resulta muy fantasioso, sin embargo, creo que eso me ha servido para entender muchas cosas que nunca había pensado y mucho menos analizado.

Solo afirmo que ahora entiendo que estoy preparado para cuando me toque cruzar el portón, y muchos planes tengo para cuando me toque llegar a ese mundo.

Tomé la determinación de escribir estos asuntos con la esperanza de que puedan servir para tratar de entender la relación que existe entre ambos mundos, ahora no tengo manera de negar.

Es una lástima que mucha gente guste de desvirtuar la realidad de esta forma de comunicar entre ambos mundos, quien de verdad logra comunicar así no requiere de ayuda especial, solo lo hace.

La línea entre lo sublime y lo ridículo es muy delgada, por eso afirmo que exagerar en los preparativos o maneras de charlar con las entidades es tan simple como el “chat”.

Desde luego que hablaré de asuntos delicados donde hubo que hacer preparativos muy especiales y las sorpresas fueron mayores, pero ya platicaremos de ello en próximos reportajes.



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