Una
suave brisa envolvía el cuerpo de nuestro personaje que identificaremos como
José, esa brisa lo envolvía como si lo acariciara con ternura, y un suave
perfume completaba el cuadro de bienestar.
José
despertó y permaneció estático unos instantes que se prolongaron varios
minutos, se sentía bastante tranquilo, pero en el fondo deseaba comenzar a
aceptar lo que estaba pasando y lo que tendría que suceder a futuro.
De
pronto se escucharon golpes en la puerta, se levantó con sobresalto, fue a
abrir la puerta y queda frente a él un hombre con aspecto tranquilo que le
extiende la mano en señal de saludo y solo se concreta a decir: ¡Acompáñame
José!
Con
cierta timidez José, cuestiona al personaje manifestando: ¿Puedes decirme a
donde vamos? Supongo que no me dirás, ¿Cierto?
Caminaron
por distintos jardines, todos ellos bastante grandes y con un gran número de
flores que nunca antes había visto en tal cantidad de ellas y de todas las
especies.
Sin
saber de donde aparece un hombre de gran estatura y con presencia poco usual,
una túnica blanca cubre la mayor parte de su cuerpo, y muestra en un momento
dado, una sonrisa que se antoja muy cálida.
Comienza
a hablar y además de su estatura muy alta, se le aprecia muy tranquilo, que
agregado a su presencia, coincide su tono de voz que es suave y dulce.
Hola
José, soy tu maestro a partir de este momento, espero que nuestra relación
resulte provechosa para ambos, te aseguro que por mi parte estoy consiente de
quien eres y como eres, de manera que te invito a seguirme hasta que encuentres
tu camino.
La
misión que me fue encomendada es enseñarte todas las mañanas algunas lecciones
de vida, que desde hace mucho tiempo debiste aprender pero lo ignoraste, ahora
es el momento oportuno para que aprendas.
Llegas
un poco tarde, no tiene sentido todo lo que me está pasando, ya estoy bastante
crecidito para que me quieras enseñar lo que debo hacer, eso me lo hubieras
dicho hace unos treinta o cuarenta años antes.
Nunca
es tarde José, mira, todo el tiempo estamos aprendiendo algo, a partir de hoy
vas a conocer un nuevo mundo, estoy seguro que lo vas a disfrutar mucho, ahora
vas a realizar cosas que nunca antes has experimentado.
No
debes preocuparte, todos reaccionamos de la misma manera cuando nos encontramos
en este punto, yo hice lo mismo cuando ingresé a este lugar, pero estas son las
leyes.
Vas a
recorrer un camino y al final sabrás porque lo hacemos, pero también cuentas
con otras opciones, aquí no se obliga a nadie a hacer lo que no quiere.
¿Existe
otra opción? Y si es así, desearía estar con mi familia ahora mismo; el maestro
entonces le responde con cierta rapidez: No, esa no, ya es tarde, te explicaré,
puedes deambular por todo el cielo, sin la obligación de escuchar a ningún
maestro.
Tú
elige, pero escucha muy bien mi consejo: Si eliges estar libre, te perderás el
final y sería una pena, tú sigues siendo libre, tal como lo eras mientras
vivías, sigues teniendo el libre albedrío que te dieron cuando crearon tu alma.
¿Entonces,
este es el cielo? ¿Ya no hay marcha atrás? Y la respuesta fue: Ya no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario