domingo, 16 de octubre de 2011

Un mundo raro

Una suave brisa envolvía el cuerpo de nuestro personaje que identificaremos como José, esa brisa lo envolvía como si lo acariciara con ternura, y un suave perfume completaba el cuadro de bienestar.

José despertó y permaneció estático unos instantes que se prolongaron varios minutos, se sentía bastante tranquilo, pero en el fondo deseaba comenzar a aceptar lo que estaba pasando y lo que tendría que suceder a futuro.

De pronto se escucharon golpes en la puerta, se levantó con sobresalto, fue a abrir la puerta y queda frente a él un hombre con aspecto tranquilo que le extiende la mano en señal de saludo y solo se concreta a decir: ¡Acompáñame José!

Con cierta timidez José, cuestiona al personaje manifestando: ¿Puedes decirme a donde vamos? Supongo que no me dirás, ¿Cierto?

Caminaron por distintos jardines, todos ellos bastante grandes y con un gran número de flores que nunca antes había visto en tal cantidad de ellas y de todas las especies.

Sin saber de donde aparece un hombre de gran estatura y con presencia poco usual, una túnica blanca cubre la mayor parte de su cuerpo, y muestra en un momento dado, una sonrisa que se antoja muy cálida.

Comienza a hablar y además de su estatura muy alta, se le aprecia muy tranquilo, que agregado a su presencia, coincide su tono de voz que es suave y dulce.

Hola José, soy tu maestro a partir de este momento, espero que nuestra relación resulte provechosa para ambos, te aseguro que por mi parte estoy consiente de quien eres y como eres, de manera que te invito a seguirme hasta que encuentres tu camino.

La misión que me fue encomendada es enseñarte todas las mañanas algunas lecciones de vida, que desde hace mucho tiempo debiste aprender pero lo ignoraste, ahora es el momento oportuno para que aprendas.

Llegas un poco tarde, no tiene sentido todo lo que me está pasando, ya estoy bastante crecidito para que me quieras enseñar lo que debo hacer, eso me lo hubieras dicho hace unos treinta o cuarenta años antes.

Nunca es tarde José, mira, todo el tiempo estamos aprendiendo algo, a partir de hoy vas a conocer un nuevo mundo, estoy seguro que lo vas a disfrutar mucho, ahora vas a realizar cosas que nunca antes has experimentado.

No debes preocuparte, todos reaccionamos de la misma manera cuando nos encontramos en este punto, yo hice lo mismo cuando ingresé a este lugar, pero estas son las leyes.

Vas a recorrer un camino y al final sabrás porque lo hacemos, pero también cuentas con otras opciones, aquí no se obliga a nadie a hacer lo que no quiere.

¿Existe otra opción? Y si es así, desearía estar con mi familia ahora mismo; el maestro entonces le responde con cierta rapidez: No, esa no, ya es tarde, te explicaré, puedes deambular por todo el cielo, sin la obligación de escuchar a ningún maestro.

Tú elige, pero escucha muy bien mi consejo: Si eliges estar libre, te perderás el final y sería una pena, tú sigues siendo libre, tal como lo eras mientras vivías, sigues teniendo el libre albedrío que te dieron cuando crearon tu alma.

¿Entonces, este es el cielo? ¿Ya no hay marcha atrás? Y la respuesta fue: Ya no.

No hay comentarios: