viernes, 7 de octubre de 2011

Cuando el destino llega

El destino es una abstracción que subyuga, tal vez porque el destino siempre es incierto, o porque en realidad es algo que desconocemos, aunque existen personas que juran que pueden adivinar el destino con solo consultar sus herramientas.

Los asuntos adivinatorios, son algo que siempre he puesto en tela de juicio porque el adivinar es tan relativo, siento que está sujeto a una serie de eventos que nadie puede tener control sobre ellos, por mucho que se lo proponga.

Si el destino tuviera forma humana, seguramente afirmaría que ha sido enviado por el ser supremo, pero el señor destino sería capaz de afirmar que él es quien todo lo ordena y no el ser supremo.

Cuestión de puntos de vista, hay quien dice que el señor destino es quien acomoda los planetas antes de que nazcamos, por eso se le considera como parte de la vida de cada quien.

Algunas historias dicen que el señor destino es quien manda y que nadie se puede escapar de sus brazos, otras creen que pueden desafiarlo y cambiarlo a su antojo, sería bueno saber la verdad ante todo.

Lo importante es que estemos al tanto de todas las respuestas que el señor destino pueda proporcionarnos, a veces, tenemos las respuestas frente a nosotros y no somos capaces de percibirlas, siquiera para entender el mensaje.

Cuantas veces por apatía dejamos de buscar respuestas, nos volvemos inflexibles en muchas etapas de la vida, sobre todo cuando necesitamos un apoyo fundamental por realizar, o por lo menos canalizar una posible solución.

El señor destino debe ser flexible en algunos momentos, pero nunca un tirano, es un personaje que hace su trabajo con cada uno de nosotros, claro que resulta difícil dejar contentos a todos.

Me pregunto entonces: ¿Si el señor destino sabe lo que pasará, debe escribir nuestra historia? Entonces: ¿porqué no acomoda todo y evita que las cosas salgan mal desde el principio?

Tal parece que todo está sujeto a leyes divinas que de ninguna manera podemos cuestionar, si de verdad el señor destino existe, debe ser un funcionario de muy alto nivel y solo se trata de un colaborador subalterno que también se rige por esas leyes divinas.

Me imagino al señor destino recibiendo ordenes superiores: “Traza un camino y arma las piezas que necesita tal persona que va a nacer, porque quiero que se lleve una buena experiencia de vida”.

Deja que elija a quienes van a ser sus padres, cual es el camino que debe seguir, dentro de todos los senderos que le trazaste previamente.

Solo hay un destino pero con diferentes matices, de otro modo se perdería la libertad que es uno de los dones más preciados, todos somos libres en todo momento, lo malo es cuando hacemos mal uso de esa libertad.

Es como tener un mapa de la vida y al observarlo se pueden elegir caminos, el camino se hace al andar, bien o mal, furioso o calmado, lo importante es que los caminos que se recorran sirvan para aprender, con aciertos y errores.

Debemos recordar que si no existiera la oscuridad, la luz no aparecería, sin lágrimas no se puede disfrutar la risa, algunas veces los extremos se juntan, pero sin lo bueno y lo malo no existiría el equilibrio.

Se dice que: El destino está marcado, más bien parece que el mapa está colocado a nuestros pies, y a estudiar, saber como encontrar indicaciones, como atravesar
muros y de esa forma, encontrar la felicidad, con el destino diseñado con nombre y apellido.

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