Hay
quien afirma que cada uno de nosotros escribe su argumento de vida, no entiendo
exactamente como ni donde lo escribimos, pero entonces que es lo que origina
que nos equivoquemos tanto en el andar de la vida.
De ser
cierto lo que se afirma creo que se escriben lugares o tiempos de descanso en
los que se pueda disfrutar del paisaje, no creo que todo tenga que ser trabajo
y apremios que hacen tan acelerada muchas veces la vida.
Mientras
transitamos por los caminos señalados en el argumento, seguramente
encontraremos personas que por medio de artificios o por motivos más simples
nos llevan por otros lugares que no estaban previstos en el guión original.
Fabrican
atajos para obligarnos a compartir sus gustos, solo que la recomendación es ser
dueño de uno mismo y que haya la oportunidad de ejercer la libertad que nos
entregan desde el momento en que nacemos.
El
argumento debe tener bien marcados los caminos a recorrer con el fin de obtener
un aprendizaje por los propios medios, es claro que no se puede aprender con
experiencias de segunda mano.
Debemos
aceptar que en la vida se tiene compañía solo por momentos, aunque muchas veces
duele perder algunas amistades en el camino, pero habremos de aceptarlo y
seguir adelante como si nada hubiera pasado.
Si
alguna relación sobre todo amorosa decide acompañarnos en nuestro camino, es
bueno, pero debemos tener en cuenta que esa persona tiene su propio argumento y
su propia libertad, de manera que el consejo será: No pierdas tu identidad.
Las
escenas de nuestro argumento son variadas y eso obliga a no quedarse quieto en
ningún momento esperando a que las cosas, simplemente ocurran, no debemos
olvidar que somos piezas del juego de la vida y los resultados se producen en
nosotros mismos.
La vida
puede ser nuestra amiga o nuestra enemiga, se parece al trato que le demos a un
vehículo automotor, todo depende de la manera como lo manejamos.
Muchas
veces nos equivocamos al tomar alguna decisión errónea, pareciera que estamos
destinados a elegir mal, pero más bien lo que sucede es que perdemos la fe en
determinados momentos.
Cuantas
veces nos figuramos que algo hacemos de maravilla y hasta presumimos de
infalibles y sin embargo, el fracaso nos desmorona y aniquila sin remedio.
Otras
veces nos colocamos en el lado contrario y decimos: Tengo miedo, lo que trato
de hacer no va a funcionar, soy un fracaso, nunca debí hacer lo que hice, no
sirvo para nada.
La
pregunta sería: ¿Cuántas veces traté en verdad ser feliz? ¿Cuántas veces dudé
de mí mismo que no pude resolver ni los pequeños problemas que me hicieron tan
infeliz?
Conservamos
tantas cosas negativas en la bolsa de los recuerdos, que no existe argumento de
vida, que pueda superar adecuadamente la cantidad de cosas inútiles, que
cargamos a diario en el bolso de los desechos.
El
primer punto entonces en nuestro argumento de vida será descargar primero esa
basura y dejar libre el bolso, de esa forma nosotros escribiremos nuestro
argumento de vida con la libertad necesaria, y ser felices como lo indica la
fuerza vital de vida.
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