De esa
manera está calificada la estrategia del regreso a la vida y como si se tratara
de una sala de espera, así lo describen quienes de esto saben mucho, aseguran
que somos nosotros mismos quienes solicitamos el regreso, lo cual para mi
guasto tiene congruencia.
De ser
cierto lo que se cuenta en este terreno, sí le encuentro aceptación, pues solo
conociendo la experiencia de haber estado en este plano, es que podemos
solicitar un regreso con el objetivo que sea.
Tal
vez, siempre queda o debe quedar una especie de asuntos pendientes que se deben
completar o corregir con la oportunidad de un regreso, eso es lo menos que
podemos esperar como justo en la aventura de vivir.
La
organización en la sala de espera parece desarrollarse en completo orden, quien
lo narra asegura que nada tiene que ver con las terminales de aeropuertos o de
autobuses donde muchas veces se presentan conflictos por adelantar la posición
de espera.
Otro
dato indica que es posible ver lo que podemos interpretar como caras conocidas
que posiblemente emprendan el viaje al mismo tiempo pero en distinto vehículo,
es decir, la elección de los padres.
Otras
veces, se asegura que inclusive alguien puede retrasar su viaje con el fin de
lograr una especie de sincronización con la esperanza de hacer fácil el
reconocimiento con determinada persona, una vez que hayan ingresado a este
mundo.
Desde
luego, parece que el encuentro con una personalidad amada o con probabilidades
de amarla, si es parte del camino, ni dudar que se encuentren en las mejores
condiciones.
Existe
coincidencia en la descripción de algunos autores, que el viaje hacia la vida
es como ver una estrella caer en el espacio, lo que describimos como una
estrella fugaz, para luego perderse en el infinito.
Otros
autores afirman, que las almas de cierta pureza al realizar el viaje, se
convierten en un rayo azul donde le esperan los que serán sus padres en esa
nueva vida.
Lo que
siempre me ha parecido, después de consultar a varios autores en este terreno,
es que muchas veces es posible regresar a una zona geográfica conocida, sin
embargo, esto no me parece muy seguro, más bien creo que algo o alguien es
quien decide el destino geográfico.
En un
experimento de meditación espírita, escuché la narración de quien describe el
momento de lo que interpreta como su muerte, y dice que de momento percibió una
oscuridad total cuando sintió un dolor fuerte en la garganta.
Al
instante al instante le atrajo la atención una luz a lo lejos y literalmente
corrió hacia allá, aunque entiende que al decir corrí, lo dice en automático,
porque no entiende como es que llegó tan rápido a lo que considera una gran
distancia.
En el
momento de estar describiendo este asunto, entiende que se introdujo en el
cuerpo de la persona que a la fecha se lo presta y poder hablar con nosotros.
Asegura
que eso ocurrió al parecer en el instante en que esa persona estaba naciendo y
que él se introdujo de manera accidental, afirma que fue muy difícil conseguir
comunicarse para decir aquí estoy, yo también.
Desde
luego que este asunto lo dejaré pendiente, tal vez en un futuro podamos
platicarlo y analizarlo en todo lo que vale y trataré de entender su realidad,
mientras tanto, me quedo con este asunto como una excelente historia.
Si el
evento del regreso se parece algo a lo descrito en este tema, considero que por
si mismo resulta maravilloso, lo cual ayuda a percibir la muerte como un evento
normal sin los matices novelescos, o de dolor como lo describen muchos autores,
por eso mantengo mi percepción.
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