viernes, 14 de octubre de 2011

La gran aventura

De esa manera está calificada la estrategia del regreso a la vida y como si se tratara de una sala de espera, así lo describen quienes de esto saben mucho, aseguran que somos nosotros mismos quienes solicitamos el regreso, lo cual para mi guasto tiene congruencia.

De ser cierto lo que se cuenta en este terreno, sí le encuentro aceptación, pues solo conociendo la experiencia de haber estado en este plano, es que podemos solicitar un regreso con el objetivo que sea.

Tal vez, siempre queda o debe quedar una especie de asuntos pendientes que se deben completar o corregir con la oportunidad de un regreso, eso es lo menos que podemos esperar como justo en la aventura de vivir.

La organización en la sala de espera parece desarrollarse en completo orden, quien lo narra asegura que nada tiene que ver con las terminales de aeropuertos o de autobuses donde muchas veces se presentan conflictos por adelantar la posición de espera.

Otro dato indica que es posible ver lo que podemos interpretar como caras conocidas que posiblemente emprendan el viaje al mismo tiempo pero en distinto vehículo, es decir, la elección de los padres.

Otras veces, se asegura que inclusive alguien puede retrasar su viaje con el fin de lograr una especie de sincronización con la esperanza de hacer fácil el reconocimiento con determinada persona, una vez que hayan ingresado a este mundo.

Desde luego, parece que el encuentro con una personalidad amada o con probabilidades de amarla, si es parte del camino, ni dudar que se encuentren en las mejores condiciones.

Existe coincidencia en la descripción de algunos autores, que el viaje hacia la vida es como ver una estrella caer en el espacio, lo que describimos como una estrella fugaz, para luego perderse en el infinito.

Otros autores afirman, que las almas de cierta pureza al realizar el viaje, se convierten en un rayo azul donde le esperan los que serán sus padres en esa nueva vida.

Lo que siempre me ha parecido, después de consultar a varios autores en este terreno, es que muchas veces es posible regresar a una zona geográfica conocida, sin embargo, esto no me parece muy seguro, más bien creo que algo o alguien es quien decide el destino geográfico.

En un experimento de meditación espírita, escuché la narración de quien describe el momento de lo que interpreta como su muerte, y dice que de momento percibió una oscuridad total cuando sintió un dolor fuerte en la garganta.

Al instante al instante le atrajo la atención una luz a lo lejos y literalmente corrió hacia allá, aunque entiende que al decir corrí, lo dice en automático, porque no entiende como es que llegó tan rápido a lo que considera una gran distancia.

En el momento de estar describiendo este asunto, entiende que se introdujo en el cuerpo de la persona que a la fecha se lo presta y poder hablar con nosotros.

Asegura que eso ocurrió al parecer en el instante en que esa persona estaba naciendo y que él se introdujo de manera accidental, afirma que fue muy difícil conseguir comunicarse para decir aquí estoy, yo también.

Desde luego que este asunto lo dejaré pendiente, tal vez en un futuro podamos platicarlo y analizarlo en todo lo que vale y trataré de entender su realidad, mientras tanto, me quedo con este asunto como una excelente historia.

Si el evento del regreso se parece algo a lo descrito en este tema, considero que por si mismo resulta maravilloso, lo cual ayuda a percibir la muerte como un evento normal sin los matices novelescos, o de dolor como lo describen muchos autores, por eso mantengo mi percepción.


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