miércoles, 17 de noviembre de 2010

Masonería y las leyes civiles

Por: Julio Torres

También la masonería tiene trabajo en las leyes civiles, toda la experiencia de milenios ha servido para estructurar la forma política  que hasta la fecha siguen vigentes.

No quiero mencionar a ningún país en particular, solo quiero puntualizar que si la masonería busca que el ser humano sea libre, los países libres están fincados en el principio masónico.

En este espacio muchas veces he afirmado que el requisito fundamental para ingresar a la masonería es que sea libre y de buenas costumbres.

La forma de trabajar del masón es así, libre, para colocar sobre la mesa de la discusión los temas sociales, culturales históricos y muchos más, pero con absoluta libertad, sin censura previa.

La característica fundamental de la masonería es que sus trabajos se conducen dentro de un marco de legalidad, orden y respeto instituido desde su nacimiento hace más de cinco mil años.

Esos principios de legalidad y respeto solo consiguen que cada masón sea respetuoso de la jerarquía y por lo tanto del respeto a la ley conforme lo dicta su constitución, leyes y estatutos.

Es indudable que entre masones  se presenta una diferencia de pensamiento, discrepan en asuntos muchas veces sencillos pero importantes, el ejercicio parlamentario es habitual.

Muchas veces he observado que asuntos simples a cualquier nivel de gobierno se han complicado por intereses antepuestos, inclusive personales, y olvidan lo que juraron respetar.

Existe una carta magna que define perfecta mente la tarea de cada funcionario, pero como la desconocen o no desean aplicarla, o no saben como aplicarla, es que surgen las controversias.

La base de gobierno que data desde los tiempos de Salomón establece que todo gobierno tiene como obligación fundamental la seguridad, salud y educación, en ese orden.

Desde entonces pensaron que con seguridad se puede emprender cualquier actividad para producir riqueza, por medio de la propiedad y el trabajo, para eso es la seguridad.

Un pueblo con buena salud siempre será un pueblo capaz de ejecutar los proyectos más temerarios cuyo objetivo siempre será la felicidad del pueblo a todos los niveles.

Fundamental resulta entonces el atender la educación en su máxima expresión, no importa el título que se le otorgue, siempre que su filosofía solo persiga la utilización de los medios al alcance, para el progreso social.

En algunos países se han desvirtuado los principios anteriores bajo la política de la protección de “funciones estratégicas” que al cabo del tiempo se convierten en elefantes incontratables.

Olvidan  lo que significa producir riqueza, que solo se consigue con la propiedad y el trabajo, entonces, si el estado es propietario de un bien común, debe darlo a trabajar al experto para obtener riqueza.

El principio de “libertad de empresa y libertad de comercio” hoy más que nunca toma su exacta dimensión, nunca existirá triunfo sin conocer la empresa, cualquiera que esta sea.

Queda claro que la divisa masónica “libre y de buenas costumbres” es el principio de éxito para toda actividad, pues las buenas costumbres garantizan el respeto absoluto a la ley.

Si el respeto a la ley se enseña desde la célula social que es la familia, podemos pensar que se respetará a todos los niveles, evitando así los actos de corrupción tan comunes.

Seguridad, salud y educación, nada más se necesita, para que la sociedad funcione perfecta mente, ya Salomón lo aplicaba en su tiempo y sigue vigente.

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