miércoles, 9 de noviembre de 2011

El silencio del alma


“Busca tu silencio interior y podrás escuchar a tu alma”. Este es un pensamiento que he recordado en este momento, y me permito comunicarlo a usted, porque me parece que es sumamente importante tratar de entender de lo que se trata.

El silencio trabaja en el diálogo que ejercen todas las partes que componen nuestro ser interno, y solo cuando ese ser interno es capaz de comunicarse con el ser externo es que lograremos ese poder infinito que nos han entregado.

Muchas personas sufren cuando se encuentran solas por la causa que sea, temen hasta escuchar un simple ruido extraño, tal vez por no entiende que la soledad y el silencio son nuestros amigos de verdad.

Una práctica importante es buscar a esos amigos cada vez que se requiera conseguir un consejo, no dude que ellos estarán prestos a contestar el cuestionamiento que se les plantee, así se trate de un asunto muy complicado.

Cuando se le teme al silencio es porque no se le conoce realmente, cuantas veces pudo presentarse ese silencio y no le hicimos caso, pero él regresará siempre, no le importa ser rechazado, lo mejor es hacerlo amigo inseparable.

Si aprendemos a escucharlo, él siempre nos escuchará, debemos imaginarlo como una luz del alma ya que se conectará por medio de nuestros sentidos y se hará cómplice de nuestro inconsciente.

No debemos temer ni asombrarnos de que el silencio se encuentre tan informado de nuestra vida, ha estado con nosotros desde el momento mismo en que llegamos a este mundo, es al único que nunca vamos a poder engañar.

El consejo es: Quedarse quieto, respirar profundamente, cerrar los ojos y permitir que el silencio abra la puerta y penetre a nuestro interior, y una vez instalado, buscará el momento adecuado y manifestará la señal necesaria que solucionará todo aquello que nos aflige.

El miedo es lo que nos obliga a llenar los espacios, hablando todo el tiempo o buscando distractores eminentemente ruidosos, porque le tenemos miedo a ese juez interno que no necesita de un jurado para dictar sentencia.

Es muy poco lo que podemos escucharnos, tampoco escuchamos a quien nos da un consejo, es más, ni siquiera escuchamos el canto de los pájaros, el ruido de la lluvia, de que manera podríamos escuchar nuestro ser interno.

Lo más importante es sentir nuestro propio silencio, es tan fácil como sentir que estamos respirando, tal vez debamos dar nombre y apellido a ese silencio de que hablamos, ¿Será acaso, lo que conocemos como sexto sentido?

Mi recomendación es: No permita que algo o alguien impida o interfiera en el canal de comunicación entre su consciente y su yo interno, deje que le guie en todo, su yo interno nunca se va a equivocar, nunca buscará el engaño.

Como ejercicio de lo anterior, vale la pena que piense y practique lo siguiente: “Silencio, quédate conmigo todo el tiempo que sea necesario, permíteme escuchar, antes de que sea demasiado tarde”, ahora comprendo que el silencio certifica que sí existe mi alma.

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