martes, 3 de mayo de 2011

Leyenda y los ángeles

Por: Julio Torres

Muchas veces encontramos comentarios que califican o descalifican el asunto de la adoración a la virgen y a todos los santos que conforman el universo católico.

Creo que la beatificación de las personas que en vida han trascendido, como lo hace la iglesia católica, tiene su origen en el mundo de las entidades que se conoce y practica desde el principio de los tiempos.

En los escritos bíblicos aparecen una serie de pasajes que describen lo que se conoce como meditaciones espiritas, una experiencia que viví hace más de 25 años y que me pareció muy interesante.

A partir de entonces, creo entendí la mecánica de la comunicación espiritual, que se lleva a cabo en los templos católicos, y que continúan en las otras iglesias con diferentes rituales.

En otro sentido son definidos como ángeles y en todos los casos el objetivo es comunicarse por cualquier motivo, sea para una  petición o agradecimiento y su máxima expresión se comprende  en la organización de las peregrinaciones.

Alguna vez le cuestionaron a una persona que se encontraba en su casa rezando una oración a la virgen, y además de hacer una petición, agradecía por un bien recibido en los días anteriores.

El motivo del cuestionamiento era por  escepticismo, no había otro, entonces me vi en la obligación de emitir una opinión y por fortuna me escucharon.

Pienso que el dirigir una oración a una imagen santa de cualquier nivel, no necesariamente se garantiza que la imagen va a escuchar nuestra petición, pero lo que si es indudable que alguna entidad está escuchando.

No importa que entidad escuche, lo que importa es que quien escucha se va a encargar de transmitir la petición al lugar que corresponda, recordemos el principio: Como es arriba, es abajo.

Creo que se puede garantizar que dicha petición será atendida, pero desde luego que también allá arriba, debe haber formas y reglamentos para que las cosas funcionen, como aquí abajo.

Creo también que es necesario utilizar la gramática adecuada, para que una petición sea atendida allá arriba, no puede ser distinta que aquí abajo, de otro modo me temo que no funcione.

Por qué no pensar que es el mismo ángel de la guarda que se nos asignó desde el momento en que nacimos, y que el es el encargado de transmitir los mensajes y colocarlos en el lugar adecuado.

Aunque nos conocemos mi ángel y yo desde hace muchos años, puede ocurrir que en determinados momentos mi gramática no sea la adecuada y mi retórica sea deficiente y entonces la petición carece de lógica.

Me molestaré mucho entonces, cuando mi ruego no es escuchado, sin aceptar que el culpable solo soy yo mismo, por no pedir las cosas como lo exige el protocolo de petición.

Supongo que una oración está diseñada de una manera general, para que se adapte a cualquier persona, eso me indica que al orar debo imprimir de alguna manera mi personalidad, para mi ángel la entienda correctamente.

No debemos olvidar que: “Hay un ángel para cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros para un ángel.

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